Salud en la Web Miles de personas que desempe–an puestos de confianza y honor se entregan a h‡bitos que envuelven la ruina del alma y del cuerpo. Hay ministros del Evangelio, estadistas, literatos, hombres de fortuna y talento, hombres de capacidad para vastas empresas y para cosas œtiles, que est‡n en peligro mortal porque no ven la necesidad de dominarse en todo. Hay que llamarles la atenci—n respecto de los principios de la templanza, no de un modo dogm‡tico, sino a la luz del gran prop—sito de Dios para con la humanidad. Si se les presentaran asi los principios de la verdadera templanza, muchos individuos de las clases altas reconocer’an el valor de ellos y les dar’an franca acogida. La enfermedad no sobreviene nunca sin causa. Descuidando las leyes de la salud se le prepara el camino y se le invita a venir. Muchos sufren las consecuencias de las transgresiones de sus padres. Si bien no son responsables de lo que hicieron Žstos, es, sin embargo, su deber averiguar lo que son o no son las violaciones de las leyes de la salud. Deber’an evitar los h‡bitos malos de sus padres, y por medio de una vida correcta ponerse en mejores condiciones. Los m‡s, sin embargo, sufren las consecuencias de su mal comportamiento. En su modo de comer, beber, vestir y trabajar, no hacen caso de los principios que rigen la salud. Su transgresi—n de las leyes de la naturaleza produce resultados infalibles, y cuando la enfermedad les sobreviene, muchos no la achacan a la verdadera causa, sino que murmuran contra Dios. Pero Dios no es responsable de los padecimientos consiguientes al desprecio de la ley natural. El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un rŽgimen alimenticio conveniente, el agua, y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. El aire: para tener buena sangre, debemos respirar bien. Las inspiraciones hondas y completas de aire puro, que llenan los pulmones de oxigeno, purifican la sangre, le dan brillante coloraci—n y la impulsan, como corriente de vida, por todas partes del cuerpo. La buena respiraci—n calma los nervios, estimula el apetito, hace mas perfecta la digesti—n, y produce sue–o sano y reparador. El sol: solamente unos pocos se dan cuenta de que para disfrutar de salud y alegr’a deben recibir una abundancia de luz solar, aire puro y ejercicio f’sico. Debo recibir la luz solar que sea posible obtener. Salid a la luz y al calor del glorioso sol.. y compartid con la vegetaci—n sus propiedades tonificantes y saludables. La abstinencia: la intemperancia en el verdadero sentido de la palabra, est‡ en la base de la mayor parte de las enfermedades de la vida, y anualmente destruye decenas de millares. Porque la intemperancia no se limita al uso de licores embriagantes; tiene un sentido m‡s amplio, e incluye la complacencia da–ina de cualquier apetito o pasi—n. El descanso: algunos enferman por el exceso de trabajo. Para los tales, el descanso, la tranquilidad, y una dieta sobria son esenciales para la restauraci—n de la salud. Hay modos de recreaci—n que son altamente beneficiosos para la mente y el cuerpo. Una mente que tenga discernimiento y juicio encontrar‡ medios abundantes para recrearse y distraerse en fuentes que son no solo inocentes sino instructivas. La recreaci—n al aire libre, la contemplaci—n de la obra de Dios en la naturaleza, ser‡ del mayor beneficio. El ejercicio: la inacci—n es causa fecunda de enfermedades. El ejercicio aviva y regula la circulaci—n de la sangre; pero en la ociosidad la sangre no circula con libertad, ni se efectœa su renovaci—n, tan necesaria para la vida y la salud. la piel tambiŽn se vuelve inactiva. Las impurezas no son eliminadas como podr’an serlo si un ejercicio activo estimulara la circulaci—n, mantuviera la piel en condici—n de salud, y llenara los pulmones con aire puro y fresco. Alimentaci—n conveniente: los cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legunbres y las hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros por el creador. Preparados del modo mas sencillo y natural posible, son los comestibles m‡s sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un rŽgimen alimenticio m‡s complejo y estimulante. El agua: estando sanos o enfermos, el agua pura es para nosotros una de las mas exquisitas bendiciones del cielo. Su empleo conveniente favorece la salud. Ingerida en cantidades suficientes, el agua suple las necesidades del organismo, y ayuda a la naturaleza a resistir a la enfermedad. Aplicada externamente, es uno de los medios m‡s sencillos y eficaces para regularizar la circulaci—n de la sangre. La confianza en el poder divino: muchos est‡n sufriendo de enfermedades del alma mucho m‡s que de afecciones del cuerpo, y no encontraran alivio hasta que vayan a Cristo, la fuente de vida. Entonces cesaran las quejas de cansancio, soledad, y descontento. No podemos cambiar nuestros corazones ni digerir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. Pero si podemos escoger el servir a Dios; pod‡semos entregarle nuestra voluntad, y entonces Žl obrar‡ en nosotros el querer y el hacer segœn su buena voluntad. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su dŽbil y vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios. Los agentes naturales actœan para restablecer la salud. Pero lo que actœa por medio de estos agentes es el poder de Dios. Todo poder capaz de dar vida procede de Žl. Cuando alguien se repone de una enfermedad es Dios quien lo sana. Elena G. de White INTRODUCCION El que desee conocer la verdad debe estar dispuesto a aceptar todo lo que ella revele (DTG 279). Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedies de Dios son Los simples agentes de la naturaleza, que no recargar‡n ni debilitar‡n el organismo par la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentaci—n, la pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedies par cuya falta est‡n muriendo millares; sin embargo estos remedies est‡n pasando de moda porque su uso h‡bil requiere un trabajo que la gente no aprecia". Mensajes Selectos Tomo II, p‡g329 La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo de Las condiciones resultantes de una violaci—n de Las leyes de la salad. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben modificarse Las condiciones antihigiŽnicas y corregirse los h‡bitos err—neos. DespuŽs hay que ayudar a la naturaleza en sus esfuerzos par eliminar Las impurezas y restablecer Las condiciones normales del organismo. El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un rŽgimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son Los verdaderos remedies ". El ministerio de curaci—n, p‡g 89. " Sino como aquel que os llam— es Santo sed tambiŽn vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito est‡: Sed Santos, porque Yo soy Santo. (1. pedro l :15-16) Es tan ciertamente un pecado violar Las Leyes de nuestro ser como lo es quebrantar las Leyes de los diez mandamientos. La Ignorancia de estas cosas es pecado. (CSR] 18-l9) LOS VERDADEROS REMEDIOS Los verdaderos Remedios -los ocho remedios naturales- constituyen los principios divinos para la vida saludable que gobernar‡n el bienestar de Los redimidos a travŽs de todas las edades. Su adopci—n en el tiempo presente, provee un anticipo de la vida futura. El Ministerio de Curaci—n p‡g 89. EL AIRE PURO, EL SOL, LA ABSTINENCIA, EL DESCANSO, EL EJERCICIO, UN REGIMEN ALIMENTICIO CONVENIENTE, EL AGUA Y LA CONFIANZA EN EL PODER DIVINO SON LOS VERDADEROS REMEDIOS. Medical Ministry, p‡g 230. Cometer’a una imprudencia al entrar en una habitaci—n cuando estoy sudando; demostrar’a ser un mayordomo insensato si me co loco frente a una corriente de aire exponiendome a coger un resfriado. Actuar’a en forma negligente si me sentase con las extremidades frias, y de esa manera empujara hacia el cerebro a los —rganos internos la sangre acumulada en ellas. Deber’a siempre proteger mis pies cuando el clima es hœmedo. Deber’a comer regularmente la comida m‡s saludable, la cual producir‡ la mejor calidad de sangre, y no deber’a trabajar intemperantemente si est‡ en mi poder evitarlo. Y cuando violo las leyes que Dios ha establecido en mi organismo, debo arrepentirme, reformarme, y colocarme en la condici—n m‡s favorable bajo el cuidado de los doctores que Dios ha provisto - EL AIRE PURO, EL AGUA PURA, y la preciosa y curativa LUZ SOLAR. Medical Ministry, p‡g 225. Los enfermos deber’an ser educados para confiar en las grandes bendiciones de Los remedies que Dios ha provisto en la naturaleza; y Los remedios m‡s efectivos para combatir la enfermedad son: EL AGUA PURA, la bendita LUZ SOLAR dada par Dios, penetrando en las habitaciones de Los inv‡lidos, la vida al aire libre con tanta frecuencia como sea posible, practicando EJERCICIO saludable, consumiendo ALIMENTOS que hayan sido preparados de la manera m‡s sana. AIRE PURO "Genesis 1: 7-8" Testimonies, tome 1 p‡g. 701 El aire es la bendici—n gratuita del cielo, para electrizar todo el sistema. Sin Žste el sistema se llenaria de enfermedad, se aletargaria y se volveria l‡nguido y dŽbil. Testimonies, tome 1, p‡g. 702 El aire, el aire, la preciosa bendici—n del cielo que todos pueden disfrutar, os benefficiar‡ con su influencia vigorizante sino rehus‡is recibirla. Dadle la bienvenida, cultivad el amor hacia Žl, y probar‡ ser un maravilloso calmante de Los nervios. El aire debe estar en constante circulaci—n para que mantenga su pureza. La influencia del aire puro y fresco promueve una circulaci—n saludable de la sangre a travŽs del sistema. Este refresca el cuerpo y tiende a fortalecerlo, mientras que al mismo tiempo su efecto beneficioso se refleja sobre la mente, impartiŽndole cierto nivel de calma y serenidad. Despierta el apetito, efectœa la digesti—n de la comida en una forma mas perfecta e induce a un sue–o profundo y reparador. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 206. Para tener buena salud, debemos tener buena sangre, pues la sangre es la corriente de la vida. Repara los desgastes y nutre el cuerpo. Provista de Los elementos convenientes y purificada y vitalizada par el contacto con el aire puro, da vida vigor y vigoriza todas partes del organismo. Cuanto m‡s perfecta sea la circulaci—n, mejor cumplida quedar‡ aquella funci—n. El Misterio de Curaci—n, p‡g 206-107 Para tener buena sangre, debemos respirar bien. Las inspiraciones hondas y completes de aire puro, que llenan los pulmones de oxigeno, purican la sangre, le dan brillante coloraci—n y la impulsan, como corriente de vida, por todas partes del cuerpo. La buena respiraci—n calma los nervios, estimula el apetito, hace mas perfecta la digesti—n, y produce sue–o sano y reparador. La Educaci—n, p‡gs. 194-195 Siguen en importancia a la postura correcta la respiraci—n y la culturea vocal. Es mas probable que respire correctamente aquel que se mantiene erguido cuando esta sentado o de pie. Pero el maestro deberia inculcar en los alumnos la importancia de la respiraci—n profunda. MuŽstrese c—mo la acci—n sana de Los —rganos respiratorios, que ayuda a la circulaci—n de la sangre, vigoriza todo el organismo, excita el apetito, promueve la digesti —n, produce un sue–o sano y dulce y de ese modo no s—lo hace descansar el cuerpo, sino que calma y suaviza la mente. Al mismo tiempo que se muestra la importancia de la respiraci—n profunda, deberia insistirse en que se la practique. H‡gase ejercicios que la provoquen y al mismo fiempo tratese de formar el h‡bito. El Ministerio de curaci—n p‡g 225. Cada prenda de indumentaria debe sentar holgadamente, sin entorpecer la circulaci—n de la sangre ni la respiraci—n libre, completa y natural. Todas las prendais han de estar lo bastante holgadas para que al levantar los brazos se levante tambien la ropa. Testimonies, tomo 1, p‡g. 702 Los efectos producidos por vivir en habitaciones cerradas y mal ventiladas son los siguientes. El sistema se torna debil y enfermizo, la circulaci—n es restringida, la sangre se mueve perezosamente a travŽs del sistema porque no est‡ purificada; ni estimulada por el vigorizante aire proveniente del cielo. La mente se deprime y se vuelve melanc—lica, mientras que todo el sistema se debilita: y est‡ expuesto a la fiebre y a otras enfermedades agudas. Vuestra decisi—n de manteneros cuidadosamente alejados al aire libre y vuestro miedo a una buena ventilaci—n os obligua a respirar el aire corrompido e insalubre que exhalan los pulmones de aquellos que se encuentran en esas habitaciones, el cual es venenoso e incapaz de sostener la vida. El Ministerio de Curaci—n, p‡g 282 El ambiente fisico de las ciudades es muchas veces un peligro para la salud. La exposici—n constante al contagio, el aire viciado, el agua impura, el alimento adulterado, las viviendas obscuras, malsanas, y atestadas de seres humanos, son algunos de Los muchos males conque se tropieza a cada paso. El Ministerio de Curaci—n, pag. 210 Cualquier forma de desaseo fomenta la enfermedad. Los gŽrmenes mort’feros abundan en los rincones obscuros y descuidados, en los desechos pœtridos, en la humedad y el moho. No se toleren cerca de la casa los desperdicios de verduras ni los montones de hojas caidas que se pudren y vician el aire. No debe haber tampoco dentro de la casa cosas sucias o descompuestas. En ciudades consideradas completamente sanas, m‡s de una epidemia de fiebre se debio a substancias putridas toleradas al rededor de la casa de algœn propietario negligente. El Ministerio de Curaci—n, p‡g 207-208 Los pulmones eliminan continuamente impurezas, y necesitan una provisi—n constante de aire puro. El aire impuro no proporciona la cantidad necesaria de oxigeno, y entonces la sangre pasa por el cerebro y dem‡s —rganos sin haber sido vivificada. De ahi que resulte indispensable una ventilaci—n completa. Vivir en aposentos cerrados y mal ventilados. donde el aire esta viciado, debilita el organismo entero, que se vuelve muy sensible al frio y enferma a la menor exposici—n al aire. La reclusi—n en las habitaciones es lo que toma p‡lidas y dŽbiles a muchas mujeres. Respiran y vuelven a respirar el mismo aire viciado, hasta recargarlo de materias t—xicas expelidas por los pulmones y los poros, y las impurezas regresan asi a la sangre. Consejos sobre la Salud, p‡g. 57 Los que no tienen una amplia circulaci—n de aire en sus cuartos durante la noche, por lo general se levantan agotados y afiebrados, sin saber porquŽ. Era el aire, el aire vital, lo que su sistema reclamaba, sin poder obtener. Cuando una persona se levanta por la ma–ana, se beneficiaria mucho si tomara un ba–o de esponja, o tal vez una ducha de agua fresca. Este ba–o eliminaria las impurezas de la piel. Luego debieran quitarse una a una frazadas y las s‡banas y ser expuestas al aire libre. Se debe abrir las ventanas, levantarse las cortinas, y permitir que el aire puro circule libremente por varias horas, o tal vez durante todo el dia. Por todos los cuartos de dormir. De esta manera la cama y su ropa se mantendr‡n aireadas y se eliminar‡n las impurezas del cuarto. Consejos sobre la Salud, p‡g 56 -57 Algunas casas est‡n llenas de mobiliarios costosos, que sirven m‡s para gratificar el orgullo y recibir visitas que para la comodidad, la conveniencia y la salud de la familia. Los mejores cuartos se mantienen oscuros. No se permite la entrada de la luz del sol ni el aire puro por temor a que da–en el costoso mobiliario, o desti–an las alfombras, o arruinen los marcos de los cuadros. Asi corren el peligro de enfermarse a causa de la atm—sfera encerrada que los rodea. Las salas y los dormitorios se mantienen cerrados por razones similares y los que se acuestan en esas camas que no se han expuesto a la luz ni al aire, corren el riesgo de menoscabar su salud y ponen en peligro su misma vida. Consejos sobrela Salud p‡g. 57 Si es posible, se debe mantener una corriente de aire puro en el cuarto del enfermo dia y noche. Pero esta corriente debe llegarle directamente. Cuando hay una fiebre alta casi no hay peligro deque se resfrie el paciente. Sin embargo, se debe ser extremadamente cuidadoso cuando la enfermedad llega a su punto crucial y la fiebre comienza a bajar. Entonces se hace necesaria una vigilancia constante para mantener la vitalidad del cuerpo. El enfermo debe respirar aire puro y vigorizador. Si no se le puede proveer donde est‡, es menester cambiarlo de cuarto y de cama, mientras su cuarto y su cama se purifican por medio de la ventilaci—n. Si para mantenerse bien los que estan sanos necesitan las bendiciones de la luz del sol. el aire puro y los h‡bitos de limpieza. Ias necesidades del enfermo son todavia mayores y proporcionales a su condici—n debilitada. Consejos sobre la Salad, p‡g. 55. Han muerto miles de personas que podr‡n haber mejorado, por falta de agua pura y aire puro. Y miles de inv‡lidos, que son una carga para los dem‡s, piensan que sus vidas dependen de las medicinas que les recetan los doctores. Se cuidan constantemente del aire fresco y hasta evitan el uso del agua. Sin embargo, necesitan de estas bendiciones para recuperarse. Si comprendieran que deben dejarlos medicamentos de lado, y acostumbrarse a hacer ejercicios al aire libre y mantener sus casas ventiladas tanto en verano como en invierno, y si usaran agua pura para beber y ba–arse, podrian mantenerse comparativamente sanos y felices en lugar de arrastrar una existencia miserable. Consejos sobre la Salad, p‡g 55 Muchos inv‡lidos han sido confinados durante semanas y aun meses en habitaciones cerradas, sin poder gozar de la luz del sol ni del aire puro y vigorizador del cielo, como si Žste fuera un enemigo mortal, cuando estos elementos eran justamente la medicina que necesitaban para mejorar... Estos remedios valiosos que el cielo ha provisto sin dinero y sin precio, fueron descartados y se los consider— no solamente como inservibles, sino como peligrosos enemigos, en tanto que se aceptaron ciertamente los venenos prescritos por los mŽdicos. Consejos sobre la Salud, p‡gs. 55 - 56 Las enfermeras y sus ayudantes deben cuidar su propia salud, especialmente cuando atienden casos criticos de fiebres y enfermedades contagiosas. Nunca se debe obligar a una sola persona a pasar todo el tiempo en el cuarto del enfermo. Es mejor que dos o tres lo atiendan, pero que sean enfermeras cuidadosas y diligentes que se turnen en la atenci—n del enfermo. Cada enfermo o asistente mŽdico debe mantenerse sano y hacer ejercicio al aire libre lo m‡s que pueda. Esto es muy importante para los que cuidan enfermos, especialmente cuando los familiares y amigos del paciente creen erradamente que es nocivo que el aire entre al cuarto, y por eso se niegan a permitir que se abran las puertas y ventanas. En casos tales se obliga tanto al paciente como a los enfermos a mantenerse respirando todo el dia un aire contaminado, debido a la ignorancia inexcusable de los amigos del paciente. El Ministerio de Curaci—n, p‡gs. 202 - 203 Los mŽdicos y los enfermos deben animar a sus pacientes a pasar mucho tiempo al aire libre, que es el œnico remedio que necesitan muchos enfermos. Tiene un poder admirable para curar las enfermedades causadas por la agitaci—n y los excesos de la vida moderna, que debilita y aniquila las fuerzas del cuerpo, la mente y el alma. Para los enfermos cansados de la vida en la ciudad. del deslumbramiento de tantas luces y del ruido de las calles? ! Cu‡n grata ser‡ la calma y la libertad del campo! ! Con cuanto anhelo contemplaran las escenas de la naturaleza! ! QuŽ placer les daria sentarse al aire libre, gozar del sol. Consejos sobre la Salud`d p‡g. 56 Muy a menudo las personas que cuidan a los enfermos ignoran las necesidades del sistema y la importancia que el aire libre desempe–a en el mantenimiento de la salud; ademas, desconocen el da–o que produce inhalar el aire impuro del cuarto del paciente. En tales casos sepone en peligro la vida del paciente y los que lo cuidan tambiŽn estan propensos a enfermarse y perder la salud y tal vez la vida. La Educaci—n, p‡g 194 Entre las primeras cosas que se debera tratar de lograr, figura la postura correcta, tanto cuando se esta sentado como de pie. Dios hizo al hombre erguido y desea que posea no s—lo beneficio fisico, sino mental y moral; la gracia, la dignidad. el aplomo. el valor y la confianza en si mismo que tiende a producir un porte erguido. Ense–e esto el maestro por precepto y por ejemplo. MuŽstrese en quŽ consiste una postura erguida e insistase en que se mantenga. EL AGUA "Genesis 1: 6-10 Mensajes Selectos, tomo 2, p‡g. 525. Podria evitarse una gran cantidad de sufrimientos si todos colaboran para prevenir la enfermedad, obedeciendo estrictamente Las leyes de la salad. Hay que observar h‡bitos estrictos de aseo. Muchas personas, mientas est‡n bien, no se toma el trabajo de conservarse sanas. Descuidan el aseo personal y no tienen cuidado de mantener su ropa limpia. Las impurezas pasan en forma constante e imperceptible del cuerpo a la piel a travŽs de los poros, y si no se mantiene la superficie de la piel en una condici—n saludable, el organismo es recargado con los residuos impuros. Si la ropa que se usa no se lava y se airea con frecuencia , se contamina con la s impurezas expelidas par el cuerpo por media de la transpiraci—n. Y si no se eliminan con frecuencia las impurezas de ropa, los poros de la piel vuelven a absorber los materiales de desecho que habian sido expelidos. Las impurezas del cuerpo, si no se permite su salida, son llevadas de vuelta a la sangre e introducidas f orzadamente en los —rganos enfernos. La naturaleza para librar al organismo de la impurezas t—xicas, realiza un esfuerzo que produce fiebre, y a esto se le llama enfermedad. Pero aun entonces, si los que enferman ayudan a la naturaleza en sus esfuerzos, utilizando agua pura, se evitar‡ mucho sufrimiento. Pero muchas personas en lugar de hacer esto y de procurar eliminar las sustancias venenosas del organismo, introduciendo en el organismo un veneno que ya estaba alli. Healthful Living pag. 226. Si se reciben instruccion... y se acostumbraran al ejercicio al aire libre, y a tener aire en sus hogares durante el verano y el invierno, y a usar agua suave para beber y para ba–arse. estarian relativamente bien y ser’an felices, en vez de arrastrar una existencia miserable. El Ministerio de Curaci—n, pag 181 Aplicada externamente es uno de los medios m‡s sencillos y eficaces para regularizar la circulaci—n de la sangre. Un ba–o frio o siquiera fresco es excelente t—nico. los ba–os calientes abren los poros, y ayudan a eliminar las impurezas. Los ba–os calientes y templados calman los nervios y regulan la circulaci—n. Pero son muchos los que no han experimentado nunca los benŽficos efectos del uso del agua, y le tienen miedo. Los tratamientos par el agua no son tan apreciados como debieran serlo, y su acertada aplicaci—n requieren cierto trabajo que muchos no estan dispuestos a hacer. Sin embargo, nadie deberia disculpar su ignorancia o su indiferencia en este asunto. Hay muchos modos de aplicar el agua para aliviar el dolor y acortar la enfermedad. Todos debieran hacerse entendidos en esa aplicacion para dar sencillos tratamientos caseros. Las madres, principalmente, deber’an saber cuidar a sus familias en tiempos de salud y en tiempos de enfermedad. Consejos sobre el Regimen Alimenticio, pag. 503. El agua puede usarse de muchas maneras para aliviar el sufrimiento. El tomar sorbos de agua clara y caliento antes de comer -medio litro m‡s o menos -no har‡ ningœn da–o, sino que m‡s bien resultar‡ beneficioso. Healthful Living pag. 227 Es posible reducir el estado afiebrado del sistema atraves de una cuidadosa e inteligente aplicaci—n de agua. Si en su estado febril, se les hubiese dada a beber agua libremente, y tambiŽn se le hubiesen hecho aplicacionos externas, se hubiesen evitado largos dias y noches de sufrimiento y muchas preciosas vidas se hubiosen salvado. El fuego do la fiebre parece consumirlo., el ans’a agua pura para humedecer sus labios resecos, para apagar la intensa sed, y para refrescar su semblante febril.. El agua, bendecida y regalada par el cielo, aplicada con destreza, apagaria la llama devoradora. Healthful Living pag. 228 Si una persona est‡ enferma o saludable, la respiracion se efectœa mas f‡cil y libremente si se toma un ba–o. A travŽs de Žste los mœsculos se vuelven m‡s flexibles, el cuerpo y la mente son vigorizadas., el intelecto se agudiza, y toda facultad se despierta. El ba–o es un calmante de Los nervios, promueve la transpiracion, aviva la circulaci—n, evita las obstrucciones en el sistema, y beneficia a los ri–ones y a los —rganos urinarios. Ba–arse ayuda a los intestinos, al estomago, y al higado,impartiendo energ’a y nueva vida a coda uno. TambiŽn promueve la digesti—n, y en vez del sistema debilitarse, se fortalece. En lugar de aumentarse la propensi—n a resfriarse, un ba–o, tomado en la forma correcta, fortalece contra el resfr’o, porque la circulaci—n mejora y los —rganos uterinos, que est‡n m‡s o menos congestionados, son aliviados:porque la sangre es elevada a la superficie, y se obtiene una circulaci—n m‡s f‡cil y regular a traves de todos Los vasos capilares. Healthful Living pag. 227 Las personas que gozan do su salud deber’an .. por supuesto, de ba–arse cuando menos dos veces a la semana. Aquellos que no estan sanos tienen impurezas en la sangre... La piel necesita ser cuidadosa y escrupulosamente limpiada. Para que los poros puedan realizar su trabajo de librar al cuerpo de impurezas; por lo tanto, Las personas debiles que est‡n enfermas necesitan ciertamente las ventajas y bendiciones de un ba–o cuando menos dos voces a la semana, y frecuentemente aun m‡s que esto es absolutamente necesario. Healthful Living pag. 226 Ayœnese durante una a dos comidas tomando solamente agua pura y suave. La omision de una comida o dos capacitara al sobrecargado sistema para vencer peque–os quebrantos; y aun las dificultades m‡s graves a veces pueden vencerse a travŽs de este simple proceso. Muchos nunca han experimentado los efectos benŽficos del agua, y temen usar una de las mayores bendiciones del cielo. Healthful Living pag. 192. Ella debe tomar un ba–o general dos veces a la semana, tan frio como pueda soportarlo, un poco m‡s fr’o cade vez hasta que la piel se tonifique. Al levantarse por la ma–ana, la mayor’a de las personas se beneficiar’an tomando un ba–o de esponja, o si les resulta mas agradable, un ba–o de mano, con tan s—lo un peque–o recipiente de agua; esto remover‡ las impurezas de la piel. El ba–o frecuente es muy beneficioso, especialmente por la noche justo antes de retirarse a descansar, o al levantarse en la ma–ana. Solamente tomar‡ unos momentos darle a los ni–os un ba–o, y frotarles hasta que sus cuerpos se enrojezcan. Esto traer‡ la sangre a la superficie, descargando el cerebro. Se debe tomar un ba–o con frecuencia usando agua suave y potable, seguido de una ligera fricci—n. El Ministerio de Curaci—n, p‡g 210. Importa tambiŽn que la ropa estŽ limpia, las prendas de vestir que se llevan puestas absorben los desechos que el cuerpo elimina por los poros, y sino se mudan y lavan con frecuencia, el cuerpo volver‡ a absorber todas esas impurezas. Consejos sobre el RŽgimen Alimenticio, p‡g. 503 Estando sanos o enfermos, el agua pura es para nosotros una de las m‡s exquisitas bendiciones del cielo. Su empleo conveniente favorece la salud. Es la bebida que Dios provey— para apagar la sed de los animales y del hombre. Ingerida en cantidades suficientes, el agua suple las necesidades del organismo, y ayuda a la naturaleza a resistir la enfermedad. Healthful Living pag. 226 El uso del agua puede lograr muy poco si el paciente no siente tambiŽn la necesidad de cuidar estrictamente su dieta. Healthful Living pag. 187 El ba–o libera la piel de la acumulaci—n de impurezas que el organismo recoge constantemente, manteniendo la piel hœmeda y el‡stica y de esta manera aumentando y balanceando la circulaci—n. Consejos sobre el RŽgimen Alimenticio, p‡g. 519 No se necesitan bebidas calientes, salvo que sean como medicina. El est—mago resulta grandemente perjudicado por una gran cantidad de alimentos y bebidas calientes. As’ la garganta y los —rganos digestivos, y por su intermedio los otros —rganos del cuerpo debilitados. Healthful Living pag. 187 El agua pura y el aire fresco que se respira, vigoriza los —rganos vitales. purifican la sangre y ayudan a la naturaleza en su labor de vencer las condiciones perjudiciales del sistema. El Ministerio de Curaci—n, p‡g, 210 A muchas personas les aprovechar’a un ba–o fr’o o tibio cada d’a, por la ma–ana o por la noche. En vez de aumentar la propensi—n a enfriarse, el ba–o, tomado debidamente, fortalece contra el fr’o, pues estimula la circulaci—n. La sangre es atra’da a la superficie, de modo que circula con mayor facilidad, y vigoriza tanto el cuerpo como la mente. Los mœsculos se vuelven m‡s flexibles, la inteligencia m‡s aguda. El ba–o calma los nervios. ayuda a los intestinos, al est—mago y al h’gado y favorece la digesti—n. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 207 Hay que conceder a los pulmones la mayor libertad posible. Su capacidad se desarrolla mediante el libre funcionamiento; pero disminuye si se los tiene apretados y comprimidos. De ah’ los malos efectos de la costumbre tan comœn principalmente en las ocupaciones sedentarias, de encorvarse al trabajar. En esta posici—n es imposible respirar hondamente. La respiraci—n superficial se vuelve pronto un h‡bito, y los pulmones pierden la facultad de dilatarse. Se produce un efecto semejante al apretarse el corsŽ. No se da entonces espacio suficiente a la parte inferior del pecho; los mœsculos abdominales, destinados a ayudar a la respiraci—n, no tienen libre juego, y se limita la acci—n de los pulmones. As’ se recibe una cantidad insuficiente de oxigeno. La sangre se mueve perezosamente. Los productos t—xicos del desgaste, que deber’an ser eliminados por la espiraci—n, que dan dentro del cuerpo y corrompen la sangre. No s—lo los pulmones, sino el est—mago, el h’gado y el cerebro, quedan afectados. La piel se pone cetrina, la digesti—n se retarda, se deprime el coraz—n, se anubla el cerebro, los pensamientos se vuelven confusos, se entenebrece el esp’ritu. El organismo entero queda deprimido o inactivo y particularmente expuesto a la enfermedad. Healthful Living pag. 89 La comida no debe tragarse con l’quido; no se necesita ninguna bebida con las comidas. Comed despacio, y permitid que la comida se mezcle con la comida. Mientras m‡s l’quido se vierta en el est—mago con las comidas, mas dif’cil ser‡ la digesti—n de los alimentos; porque el liquido debe absorberse primero... Las bebidas calientes debilitan; y ademas, aquellos que se complacen en su uso, se convierten en esclavos del h‡bito...No consumais sal en exceso; renunciad a los encurtidos ( *pickls) en vinagre; mantened la comida picante fuera de vuestro est—mago. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 161-162 Miles de personas que desempe–an puestos de confianza y honor se entregan a h‡bitos que envuelven la ruina del alma y del cuerpo. Hay ministros del Evangelio, estadistas, literatos, hombres de fortuna y talento, hombres de capacidad para vastas empresas y para cosas œtiles, que est‡n en peligro mortal porque no ven la necesidad de dominarse en todo. Hay que llamarles la atenci—n respecto de los principios de la templanza, no de un modo dogm‡tico, sino a la luz del gran prop—sito de Dios para con la humanidad. Si se les presentaran asi los principios de la verdadera templanza, muchos individuos de las clases altas reconocer’an el valor de ellos y les dar’an franca acogida. LA LUZ SOLAR GENESIS 1:14-18 My Life Today, p‡g. 138 Solamente unos pocos se dan cuenta de que para disfrutar de salud y alegr’a deben recibir una abundancia de luz solar, aire puro y ejercicio fisico. Compadecemos a los ni–itos que son confinados dentro de la casa cuando el sol est‡ gloriosamente brillando a fuera. Vestid a vuestros ni–os c—moda y apropiadamente ... Entonces dejadles al aire libre y a vivir para disfrutar de salud y felicidad. La brizna de hierba, p‡lida y enfermiza que ha luchado para sobrevivir el frio del comienzo de la primavera, adquiere el profundo verdor natural despuŽs de disfrutar por algunos d’as de los saludables y vivificantes rayos del sol. Salid a la luz y al calor del glorioso sol... y compartid con la vegetacion sus propiedades tonificantes y saludables. La Temperancia, p‡gina 140 Los que trabajan al aire libre sentiran menos, da–o del uso de la carne que los que tienen h‡bitos sedentarios, porque el sol y el aire son una gran ayuda para la digesti—n, y hacen mucho para contrarrestar los efectos de los h‡bitos equivocados de comer y beber. Medical Ministry, p—g. 230. En relaci—n con lo que podemos hacer por nosotros mismos: Hay un punto que requiere seria y cuidadosa atenci—n. Debo familiarizarme conmigo misma. Y siempre estar aprendiendo c—mo cuidar de este edificio, que es el cuerpo que Dios me ha dado, para preservarlo en la mejor condici—n de salud. Debo comer aquellas cosas que me proporcionaran el mayor beneficio fisico, y prestar especial cuidado a mi ropa de manera que pueda obtener una saludable circulaci—n de la sangre. No debo privarme del ejercicio y el aire. Debo recibir la luz solar que sea posible obtener. Es mi deber adquirir sabidur’a para ser un fiel guardi‡n de mi cuerpo. Sons and Daughters of God, p‡g. 171. Si los jovenes y las se–oritas han de crecer hasta alcanzar la plena estatura de Jesucristo, deben tratarse a si mismos inteligentemente... Los h‡bitos malsanos de todo tipo, las horas tard’‡s por la noche, el levantarse tarde en la ma–ana, el comer a prisa han de ser vencidos. Masticad bien vuestra comida. No ha de comerse aprisa. Tened vuestra habitaci—n bien ventilada de dia y de noche, y ejercitad una labor fisica œtil... Usando vuestras facultades hasta su grado m‡ximo en la labor m‡s œtil, manteniendo cada —rgano saludable, preservando cada —rgano de tal manera que la mente, los tendones y los mœsculos pueden trabajar armoniosamente, podemos rendirle el servicio m‡s precioso a Dios. My Life Today, p‡g. 138. Cuando Dios hizo nuestro mundo, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, el dijo: Sea la luz, y fue la luz, Y Dios vio que la luz era buena. ÀDeberiamos cerrar nuestras casas, y excluir de ellas la luz, la cual Dios ha llamado buena?. Testimonies, tomo 5, p‡g. 312. Cu‡n maravillosamente, con cuanta hermosura ha sido dise–ado todo en la naturaleza. Por doquiera vemos la perfecta obra del Artista Maestro. Los cielos cuentan su gloria; y la tierra, que ha sido formada para la felicidad del hambre, nos habla de su amor incomparable. Su superficie no es una planicie monotona, sino que antiguas y grandiosas monta–as se elevan para proporcionar variedad al paisaje. Hay arroyos brilllantes y valles fŽrtiles, hermosos lagos, amplios rios, y el ilimitado ocŽano. Dios envia el roc’o y la lluvia para refrescar la tierra sedienta. Las brisas, que promueven la salud al purificar y refrescar la atm—sfera, est‡n controladas por su sabiduria. El ha colocado el sol en los cielos para marcar los periodos del d’a y la noche, y por medio de sus rayos vivificantes, este da luz y calor a la tierra, haciendo que crezca la vegetacion. El Evangelismo,pgs. 472 - 473 Hay gente... que se opone tenazmente al orden y la disciplina. Se quedan en cama durante algunas horas de la ma–ana, cuando todos debieran estar en actividad. Queman el aceite de la media noche y dependen de luz artificial para que ocupe el lugar de la luz que la naturaleza ha provisto en horas oportunas... As’ es como duermen profundamente cuando debieran estar despiertos con la naturaleza y las avecillas que se levantan temprano. As’ se interrumpen los preciosos h‡bitos de orden, y los momentos perdidos en la ma–ana temprano alteran el ritmo de las cosas durante todo el d’a nuestro Dios es un Dios de orden y Žl desea que sus hijos estŽn dispuestos a ubicarse dendro del orden y bajo su disciplina ÀNo seria mejor, por lo tanto, romper este h‡bito de convertir la noche en d’a y las frescas horas de la ma–ana en noche?. Healthful Living pag. 229 El aire confinado de habitaciones sin vertilacion nos sale al encuentro con los olores del moho y la humedad, y de las impurezas exhaladas por sus habitantes...Las emanaciones de las habitaciones y la ropa humedas y enmohecidas son venenosas para el sistema... Si todos apreciaran la luz del sol, y expusieran cada articulo de ropa a la accion purificadora y el poder secador de sus rayos, se prevendrian el moho y los hongos... Esa es la unica forma como las habitaciones pueden ser preservadas de impurezas... Cada habitacion en nuestras moradas,deberia ser abierta diariamente a los saludables rayos del sol y el aire purificante deberia ser invitado a entrar. Esto prevendr‡ la enfermedad. Si las ventanas estuvieran libres de persianas y cortinas pesadas, y fuera permitido que el aire y el sol entrasen libremente en las habitaciones oscuras, se veria el cambio que tendria en la salud fiisica y mental de los ni–os. El aire puro tendr’a una influencia vigorizante sobre ellos y el sol, portador de sanidad en sus rayos, los tranquilizaria y los alegraria haciŽndolos felices, gozosos y saludables. El Misterio de Curaci—n P‡g.209 Si queremos que nuestras casas sean moradas de salud y dicha, tenemos que situarlas en un lugar alto, fuera del alcance de los mismas y las neblinas de las tierras bajas, y, permitir que entren libremente en ellas los agentes vivificantes del cielo. No haya pesadas cortinas, ni enredaderas que, por muy hermosas que sean, hagan sombra a las ventanas; ‡brase Žstas y sus persianas, y no se deje que crezcan ‡rboles tan cerca de la casa que quiten la luz del sol. El sol podr‡ ajar cortinas y alfombras y deslucir los marcos de los cuadros, pero en cambio hermosear‡ con los colores de la salud las mejillas de los ni–os. El Ministerio de Curaci—n, P‡gs. 203 - 204 El ejercicio al aire libre deberia recetarse como necesidad vivificante; y para semejante ejercicio no hay mejor que el cultivo del suelo, DŽselas a los pacientes unos cuadros de flores que cuidar, o algœn trabajo que hacer en el vergel o en la huerta. Al ser alentados a dejar sus habitaciones y pasar una parte de su tiempo al aire libre, cultivando flores o haciendo algœn trabajo liviano y agradable, dejar‡n de pensar en s’ mismos y en sus dolencias. El Ministerio de Curaci—n. P‡gs, 204 - 205 Al aire libre, entre las obras de Dios y respirando el aire fresco y t—nico, ser‡ m‡s f‡cil hablar a los enfermos acerca de la vida nueva en Cristo. Alli se les puede leer la Palabra de Dios. All’ puede la luz de la justicia de Cristo brillar en corazones entenebrecidos por el pecado. El Ministerio de Curaci—n. P‡g. 203 Para los enfermos cr—nicos nada hay tan eficaz para devolver la salud y la felicidad como vivir entre las bellezas del campo. Alli los m‡s inv‡lidos pueden sentarse o acostarse al sol a la sombra de los ‡rboles. Con s—lo alzar los ojos ven el hermoso follaje. Una dulce sensaci—n de quietud de refrigerio se apodera de ellos al oir el susurro de las brisas. El esp’ritu desfalleciente revive, la fuerza ya menguada se restaura. Inconscientemente el ‡nimo se apacigua, el pulso febril vuelve a su condici—n normal. Conforme se van fortaleciendo, los enfermos se arriesgan a dar unos pasos para arrancar algunas de las bellas flores, preciosas mensajeras del amor de Dios para con su afligida familia terrenal. Consejos sobre la Salad. P‡g. 57 Los cuartos que no se exponen a la luz y al aire, se humedecen. Las camas y las s‡banas se humedecen tambiŽn, y se contamina la atm—sfera, porque no ha sido purificada por la luz ni el aire. Las alcobas especialmente, se deben ventilar y mantener su ambiente saludable por medio de la luz y el aire. Deben levantarse las persianas durante varias horas cada d’a, y correrse las cortinas y todas las piezas mantenerse cuidadosamente ventiladas. No se debe permitir que nada destruya la pureza de la atm—sfera. Las alcobas deben ser amplias y arregladas de tal manera que el aire circule libremente por ellas d’a y noche. Los que han excluido el aire puro de sus dormitorios deben cambiar inmediatamente su curso de acci—n. Deben permitir que aumente gradualmente la circulaci—n del aire en sus casas hasta que se habitœen a ella tanto en el invierno como en verano, sin que corran el riesgo de resfriarse. Para que los pulmones se mantengan saludables, hay que respirar aire puro. Consejos para la Salud, p‡g. 58. Los ‡rboles y arbustos que crecen en profusi—n muy cerca de la casa son perjudiciales para la salud, porque obstruyen la libre circulaci—n del aire y no permiten la entrada de los rayos del sol. Como consecuencia, la casa se vuelve hœmeda. Durante las estaciones lluviosas, en especial, los cuartos de dormir se mantienen hœmedos. Y las personas que los ocupan llegan a enfermarse de reumatismo, neuralgia y molestias pulmonares que generalmente termina en afecciones m‡s serias. En general los ‡rboles frondosos echan muchas hojas que, sino se limpian inmediatamente se descomponen y corrompen el ambiente. Un patio adornado de ‡rboles y arbustos a prudente distancia de la casa ejerce una influencia alegre y saludable sobre toda la familia, si se los mantiene bien cuidados. En la medida de lo posible, se debe construir las casas en terreno secos y elevados. LA DIETA APROPIADA "Genesis 1929" Consejos sobre d Regimen Alimenticio, P‡g 95 Los cereales, Las frutas carnosas, Los frutos oleaginosos, Las legumbres y Las hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros par el Creador. Preparados del modo m‡s sencillo y natural posible, son Los comestibles m‡s sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un rŽgimen alimenticio m‡s complejo y estimulante. Healthful Living pag. 78 Las frutas, los cereales y los vegetales, preparados en forma sencilla, libre de especias y de grasas de ninguna clase, constituyen la dieta m‡s saludable. Imparten una nutrici—n al cuerpo, y dan una resistencia y un vigor al intelecto que una dieta estimulante no produce. Joyas de Los Testimonios, tome 1, pag 194 - 195 El pueblo que se est‡ preparando para ser santo, puro y refinado, y ser introducido en la compa–ia de Los ‡ngeles celestiales. Àhabr‡ de continuer quitando la vida a los seres creados par Dios para sustentarse con su carne y considerarla como un lujo?. Por lo que el se–or me ha mostrado, habr‡ que cambiar este orden de cosas. Los que se sustentan mayormente con carne no pueden evitar comer la de animales que en mayor o menor grade est‡n enfermos. El proceso de preparar los animales para el mercado, produce enfermedad en ellos; y aun cuando se hallen en el mejor estado de salad posible, se acaloran y enferman al ser arreados antes de llegar al mercado. Los fluidos y Las carnes de estos animales enfermos pasan directamente a la sangre y al sistema circulatorio del cuerpo humano para convertirse en fluidos y carnes del mismo. Asi se introducen humores en el organismo. Y si la persona tiene ya sangre impura, Žsta se empeora por el consume de la carne de los animales. El peligro de contraer una enfermedad aumenta diez veces al comer carne. Las facultades intelectuales, morales y fisicas quedan perjudicadas par el consumo habitual de carne. El comer carne trastorna el organismo, anubla el intelecto y embota Las sensibilidades morales. Os decimos, amados hermanos y hermanas, que la conducta m‡s segura para vosotros consiste en dejar la carne. Healthful Living pag. 78 No todas Las personas pueden comer lo mismo. Algunos articulos de alimentaci—n que son saludables y apetitosos para una persona pueden hacerle da–o a otra. De manera que no es posible hacer una regla invariable por la cual regular los h‡bitos dietŽticos de todos. Healthful Living pag. 82 Si hemos de preservar la mejor salad, debemos evitar comer vegetales y frutas en Las misma comida. Si el est—mago es delicado, habr‡ malestar, el cerebro se confundir‡ y sera incapaz de hacer algœn esfuerzo mental. Ingerid frutas en una comida y vegetales en la otra. Chistian Temperance and Bible Hygiene, p‡g. 46 Es imposible pare aquellos que dan rienda suelta a su apetito el lograr la perfeccion Cristiana. La sensibilidad moral de vuestros ni–os no puede ser despertada f‡cilmente, amenos que se‡is cuidadosos en la selecci—n de sus alimentos. Muchas madres ponen una mesa que constituye una trampa para su familia. Carne, mantequilla, queso, ricos pasteles, y comidas condimentadas con especias son consumidos liberalmente por adultos y ni–os. Esas cosas hacen su obra en trastornar el estomago, excitando los nervios y debilitando el intelecto. Los —rganos productores de sangre no pueden convertir esas cosas en sangre de buena calidad. La grasa cocinada en la comida hace que Žsta sea dif’cil de digerir. El efecto del queso es da–ino. El pan hecho con harina refinada no le imparte al organismo la nutrici—n que se encuentra en el pan de trigo entero. Su uso habitual no mantendr‡ el sistema en la mejor condici—n. Las especias primeramente irritan el suave tejido del est—mago, y finalmente destruyen la fina sensibilidad de esta delicada membrana la sangre se vuelve afiebrada, las propensiones animales se despiertan, mientras que las facultades morales e intelectuales se debilitan y se vuelven siervas de Las pasiones bajas. La madre deber’a aprender a poner una dieta sencilla pero nutritiva ante su familia. Healthful Living pag. 86 La comida no debe tragarse con l’quido; no se necesita ninguna bebida con Las comidas. Comed despacio, y permitid que la saliva se mezcle con la com’da. Mientras m‡s liquido se vierta en el est—mago con Las comidas, mas dif’cil ser‡ la digesti—n de Los alimentos; porque el l’quido debe absorberse primero. Las bebidas calientes debilitan; y adem‡s, aquellos que se complacen en su uso, se convierten en esclavos del h‡bito. No consum‡is sal en exceso; renunciad a los encurtidos (pickles) en vinagre; mantened la comida picante fuera de vuestro est—mago; comed fruta con vuestras comidas, y la irritaci—n que os hace desear tanto l’quido cesar‡. Pero si se necesita algo para calmar la sed, el agua tomada un poco antes o despuŽs de Las comidas, es todo lo que la naturaleza requiere. El agua es el mejor l’quido para limpiar Los tejidos. Healthful Living pag. 82. No es bueno ingerir una gran variedad de alimento en una sola comida. Cuando una variedad de alimentos que no se complementan se amontonan en el estomago en una misma comida, ÀquŽ m‡s podromos esperar sino que se origine un malestar?. Healthful Living pag. 87. Si se ingiere m‡s comida de la que se puede digerir y asimilar, la acumulaci—n de alimento se fermenta en el est—mago, causando mal aliento y mal sabor en la boca. Las fuerzas vitales se agotan en el esfuerzo de liberarse del exceso de materia, y se roba al cerebro la fuerza nerviosa. Testimonios tomo 2, p‡g. 412 Los —rganos digestivos nunca deber’an ser recargados con una cantidad y calidad de alimento que agote el sistema al tratar de asimilarlo. Todo lo que se echa en el est—mago por encima de lo que el sistema puede convertir en buena sangre, obstruye la maquinaria; porque no puede convertirse en mœsculo o en sangre, y su presencia recarga al h’gado y produce una condici—n m—rbida en el sistema. El est—mago es sobrecargado en sus esfuerzos para liberarse de ello, y se experimenta una sensaci—n de languidez, la cual se supone que es hambre; y sin permitir a los —rganos digestivos tiempo para descansar de su tremenda labor, y recuperar sus energ’as, otra cantidad inmoderada es echada en el est—mago, poniendo nuevamente en movimiento la agotada maquinaria. El sistema recibe menos nutrici—n de una cantidad excesiva de alimento, aunque Žsta sea de la calidad apropiada, que de una cantidad moderada tomada en periodos regulares. Healthful Living pag. 86 Comed lentamente y permitid que la saliva se mezcle con los alimentos. Mientras m‡s l’quido se tome con las comidas m‡s dificil ser‡ digerir los alimentos. El beneficio que sac‡is de vuestra comida no depende tanto de la cantidad que comŽis, como de su completa digesti—n, tampoco se recibe la satisfacci—n del gusto por la cantidad de comida que se ingiere sino por el tiempo que Žsta permanece en la boca. Healthful Living pag. 82. Es una costumbre muy comœn entre la gente del mundo el comer tres veces al d’a, aparte de comer a intervalos regulares entre las comidas y la ultima comida es generalmente la m‡s pesada, y se toma a menudo antes de retirarse. Esto es invertir el orden natural; una comida fuerte nunca debe tomarse tan tarde en el d’a. Si esas personas cambiaran ese h‡bito y comieran solamente dos comidas al d’a, y nada entre comidas ni siquiera una manzana, una nuez o cualquier clase de fruta, el resultado ser’a un buen apetito y una mejor’a en la salud. Healthful Living pag. 82. Si hemos de preservar la mejor salud, debemos evitar comer vegetales y frutas en la misma comida. Si el est—mago es delicado, habr‡ malestar, el cerebro se confundir‡ y ser‡ incapaz de hacer algœn esfuerzo mental. Ingerid frutas en una comida y vegetales en la otra. Healthful Living pag. 89 Tomada con las comidas, el agua disminuye el flujo de las gl‡ndulas salivales, y mientras m‡s fr’a Žsta sea, m‡s da–o har‡ al est—mago. El agua o limonada helada, tomada con las comidas, detendr‡ la digesti—n hasta que el sistema le haya impartido suficiente calor al est—mago para habilitarlo para que prosiga su labor. Healthful Living pag. 86 Para poder tener una digesti—n saludable, la comida debe comerse lentamente. los que desean evitar la dispepsia, y los que se dan cuenta de su obligaci—n de mantener todas sus facultades en una condici—n que los habilite para rendir el mejor servicio a Dios, har‡n bien en recordar esto. Si vuestro tiempo es limitado, no engull‡is vuestros alimentos comed menos, y comedlo despacio. Healthful Living pag. 82. Debe prestarse cuidadosa atenci—n al est—mago. DespuŽs que Žste ha realizado su labor con una comida, no amontonŽis m‡s trabajo sobre Žste antes de que haya tenido la oportunidad de descansar, y antes de que se haya hecho provisi—n de una cantidad suficiente de jugo g‡strico. Deber’an esperarse por lo menos cinco horas entre cada comida, y tened siempre en cuenta que si lo prob‡is, encontrarŽis que dos comidas son mejores que tres. Healthful Living pag. 84 Nunca se deber’a tomar una segunda comida hasta que el est—mago haya tenido tiempo para descargar de la labor de digerir la comida anterior. Healthful Living, p‡g. 85 A la hora de las comidas echad a un lado las preocupaciones y los pensamientos agotadores. No estŽis apresurados, sino comed lentamente y con alegr’a, teniendo vuestros corazones llenos de gratitud hac’a Dios por sus bendiciones. EL DESCANSO GŽnesis 2: 1-33 Exodo capitulo 20: 8-11 Acuerdate del dia sabado para santificarlo. Seis dias trabajaras, y haras toda tu obra; mas el septimo dia es sabado para Jehova tu Dios; no hagas en el obra alguna, tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que esta dentro de tus puertas. Porque en seis dias hizo Jehova los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposo en el septimo dia; por tanto, Jehova bendijo el dia de sabado y lo santifico. Conducci—n del ni–o, p‡g. 103-104. Cu‡n difundido esta el h‡bito de convertir el d’a en noche y a la noche en dia?. Muchos j—venes duermen profundamente en la ma–ana, cuando deberian levantarse con los primeros p‡jaros que cantan al amanecer, y estar activos cuando toda la naturaleza est‡ despierta Testimonies, tomo I p‡gs. 569- 570 Muchisimos sue–os se originan en las cosas comunes del diario vivir, en las cuales el Espiritu de Dios no interviene. Hay tambiŽn falsos sue–os, que son inspirados por el espiritu de Satanas. Pero los sue–os est‡n clasificados en la Palabra de Dios en la misma categoria que las visiones y son tanto los frutos del esp’ritu que profesa como las visiones. Tales sue–os, tomando en consideraci—n las personas que los reciben como tambiŽn las circunstancias bajo las cuales ocurren, contienen su propia evidencia de autenticidad. Testimonies, tomo 2. p‡g. 529 Aquellos que est‡n siempre ocupados, y realizan alegremente sus labores diarias, son las personas m‡s felices y saludables. El descanso y la tranquilidad de la noche proporcionan a sus cuerpos cansados un sue–o ininterrumpido. La Educaci—n' p‡g. 205. No se deberia pasar por alto la importancia de la regularidad de las horas para comer y dormir, puesto que la obra de reparar el cuerpo se efectua durante las horas de descanso, es esencial, especialmente para los j—venes, que el sue–o sea met—dico y abundante. Consejos Sobre la Salud, p‡g. 102. Madres, si ustedes desean que los pensamientos de sus ojos (ni–os) sean puros, dejen que el ambiente que los rodea sea limpio. Permitan que sus rec‡maras se mantengan escrupulosamente ordenadas y limpias. EnsŽ–eles a cuidar su ropa. Cada ni–o debiera tener un lugar propio donde guardar su ropa. Pocos padres son tan pobres que no pueden proveer una caja grande para este fin, que puede condicionarse con gavetas y cubrirse atractivamente. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 251. El consumo continuo de estos excitantes de los nervios provoca dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones del coraz—n, indigesti—n, temblores y otros muchos males; porque esos excitantes consumen las fuerzas vitales. Los nervios cansados necesitan reposo y tranquilidad en vez de estimulo y recargo de trabajo. La naturaleza necesita tiempo para recuperar las agotadas energias. Cuando sus fuerzas son aguijoneadas por el uso de estimulantes uno puede realizar mayor tarea; pero cuando el organismo queda debilitado por aquel uso constante se hace mas dificil despertarlas energ’as hasta el punto deseado. Es cada vez mas dificil dominar la demanda de estimulantes hasta que la voluntad queda vencida y parece que no hay poder para negarse a satisfacer un deseo tan ardiente y antinatural. Testimonies, tomo I p‡g. 514. Me fue mostrado que los guardadores del s‡bado como pueblo, trabajan demasiado duro sin pemmitirse a si mismos un cambio ni per’odos de descanso. La recreaci—n es necesaria para aquellos que se ocupan de labores fisicas y aœn m‡s necesaria para aquellos cuyo trabajo principal es con la mente. El mantener la mente trabajando constante e incesantemente aun en asuntos religiosos no es esencial para nuestra salvaci—n, ni para la gloria de Dios. Existen diversiones como el baile, el juego de cartas, el ajedrez, el juego de damas,etc. que no podemos aprobar porque el Cielo los condena. Estas diversiones abren la puerta a la iniquidad. Su tendencia no es beneficiosa sino que tienen una influencia excitante la cual produce en algunas mentes una pasi—n por aquellas obras teatrales que conducen al juego y a la disipaci—n. Todas esas representaciones deber’an ser condenadas por los cristianos, y se deben sustituir por algo que sea completamente inofensivo. My Life Today, p‡g 358 Ciertamente hay y siempre habr‡ ocupaciones en el cielo. Toda la familia de los redimidos no vivir‡ en un estado de so–olienta inactividad. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. En el cielo, la actividad no ser‡ fatigosa y pesada; ser‡ descansada. Toda la familia de los redimidos hallar‡ su deleite en servir a Aquel de quien son propiedad, por creaci—n y redenci—n. Para el cansado y trabajado, para aquellos que han peleado la buena batalIa de la fe, este ser‡ un glorioso descanso; porque la juventud y el vigor de la inmortalidad seran suyos, y no tendr‡n que luchar m‡s contra el pecado y Satanas. Joyas de los Testimonios, tomo I p‡gs. 288- 289. Nadie debe sentirse libre para pasar el tiempo santificado de una manera que no sea provochosa. Desagrada a Dios que los observadores del s‡bado duermen durante gran parte del s‡bado. Deshonran a su Creador al hacerlo. Por su ejemplo dicen que los seis d’as son demasiado preciosos para que ellos los pasen descansando. Deben ganar dinero, aunque sea privandose del sue–o que necesitan, y lo recuperan durmiendo durante el tiempo santo. Luego se disculpan diciendo: "El s‡bado, fue dado como d’a de reposo. No me privarŽ del descanso para asistir a la reuni—n; porque necesito descansar. "Los tales hacen uso err—neo del d’a santificado. En este d’a deben interesar especialmente a sus familias en la observancia del mismo, y congregarse en la casa de oraci—n con los pocos o con los muchos que asistan, segœn sea el caso. Deben dedicar su tiempo y sus energ’as a los ejercicios espiritual es, para que la influencia divina que descansa sobre el s‡bado los acompa–e durante la semana. De todos los d’as de la semana, ninguno es tan favorable paralos pensamientos y sentimientos de devoci—n como el s‡bado. Consejos sobre la Salud, p‡gs 117- 118. Muchos se permiten la satisfacci—n del pernicioso deseo de comer justo antes de irse a la cama. Pueden haber ingerido sus alimentos regulares, pero porque experimentan una leve sensaci—n de desfallecimiento piensan que deben tomar un bocadillo. La complacencia de estos deseos malsanos se convierte en un h‡bito y luego se siente que uno no puede ir a dormir sin comida. En muchos casos este aparento desfallecimiento es producido por los organos digestivos que han sido sobrecargados durante el d’a y que tratan de deshacerse de la gran cantidad de alimentos que ha sido depositado en ellos. Estos —rganos necesitan un periodo de descanso total para recobrar sus energ’as perdidas. Nunca volver a comer antes que el est—mago haya tenido la oportunidad de recuperarse despuŽs de haber digerido los alimentos. Cuando nos acostamos en la noche, el est—mago debiera haber terminado su trabajo de tal manera que, lo mismo que todos los —rganos del cuerpo, pueda descansar. Pero si se le echa mas comida, los —rganos digestivos se ponen en movimiento nuevamente y continuan funcionando durante las horas de la noche. Debido a esto el descanso se ve perturbado por pesadillas, y en la ma–ana la persona se siente fatigada. Cuando se continœa con estas pr‡cticas, los —rganos digestivos pierden su vigor natural y la persona sufre de digestion dif’cil. La transgresion de las leyes de la naturaleza no afecta unicamente al transgresor, sino tambiŽn a otros. El transgresor manifieste impaciencia y se irrita f‡cilmente con cualquiera que no est‡ de acuerdo con Žl. No puede actuar ni hablar con calma. Proyecta una sombra donde quiere que va. As’ que Àc—mo puede alguno decir: "Es negocio m’o lo que yo como o beba"?. La Educaci—n, p‡g. 211. Es una ley que el ejercicio mas benŽfico para la juventud se halla en el empleo œtil. El ni–ito halla diversion y desarrollo en el juego y sus deportes deber’an ser de tal naturaleza que promuevan no solo su crecimiento f’sico, sino tambiŽn el mental y espiritual. A medida que aumentan sus fuerzas y su inteligencia, hallar‡ la mejor recreaci—n en alguna rama de esfuerzo œtil. El Hogar Adventista, p‡g. 262. Los ni–os necesitan cambiar de ocupacion m‡s a menudo que los adultos y tener con m‡s frecuencia intervalos de descanso; pero aun en edad temprana, pueden comenzar a aprender a trabajar, y ser‡n felices al pensar que est‡n siendo œtiles. El sue–o les ser‡ dulce despues de un trabajo saludable, y quedar‡n refrigerados para el siguiente d’a de trabajo. Healthful Living, p‡g. 82. La mayor’a de las personas disfrutan de mejor salud el comer dos comidas al d’a en vez de tres, otras, bajo ciertas circunstancias en su vida, pueden requerir algo de comer a la hora de la cena; pero esta comida debe ser muy ligera. Que nadie piense que puede constituirse en la norma para todos, y que todo el mundo debe hacer exactamente lo que Žl hace. La Educaci—n. p‡g. 203. Hay una distincion entre recreacion y diversi—n. La recreacion, cuando responde a su nombre, recreaci—n, tiende a fortalecer y reparar. Apart‡ndonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes. Provee refrigerio para la mente y el cuerpo y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida Por otra parte, se busca la diversion para experimentar placer y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energ’as requeridas para el trabajo œtil y resulta de ese modo un obst‡culo para el verdadero Žxito de la vida. Mensajes para los J—venes, p‡g. 362. Es privilegio y deber de los cristianos tratar de refrescar sus esp’ritus y vigorizar sus cuerpos mediante la recreacion inocente, con el fin de usar sus facultades fisicas y mentales para la gloria de Dios. Nuestras recreaciones no deberian ser escenas de alegria insensata que caigan en lo absurdo. Podemos dirigirlas de modo tal que beneficien y eleven a aquellos con quienes nos relacionamos y nos habiliten mejor, lo mismo que a ellos, para cumplir con m‡s Žxito los deberes que nos corresponden coma cristianos. Testimonies, tomo 4, p~g. 653. Hay modos de recreaci—n que son altamente beneficiosos para la mente y el cuerpo. Una mente que tenga discernimiento y juicio encontrar‡ medios abundantes para recrearse y distraerse en fuentes que son no solo inocentes sino instructivas. La recreaci—n al aire libre, la contemplacion de la obra de Dios en la naturaleza, sar‡ del mayor baneficio. Testimonios, tomo 1, p‡gs. 514-515 Vi que nuestros dias festivos no debarian emplearse siguiendo, el patron del mundo, sin embargo, no deber’an pasar inadvatidos porque esto provocar‡ descontento en nuestros hijos. En esa dias, cuando existe el peligro de que nuestros ni–os sean expuestos a influencias malsanas, y sean corrompidos por Ios placeres y excitaciones del mundo, que los padres se esfuercen por organizar algo que sustituya las diversiones m‡s peligrosas. Haced que vuestros ni–os comprendan que lo hacŽis por su bienestar y felicidad. Que varias familias que vivan en la ciudad o pueblo se reœnan y pongan a un lado las ocupaciones que 1os han abrumado fisica y mentalmente, y organicen una excursi—n al campo a orillas de un lago apacible o una hermosa. arboleda donde la vista de la naturaleza sea atractiva. Deberian proveerse de comida higiŽnica, de las mejores frutas y cereales, y extender su mesa bajo la sombra de algœn ‡rbol bajo la b—veda del cielo. El viaje, el ejercicio , y el paisaje despertar‡ el apetito, y podr‡n disfrutar de una comida que los reyes envidiarian. En tales ocasiones, los padres y los ni–os deberian. sentirse libres de cuidados, trabajo y perplejidad. Los padres deber’an actuar como ni–os con sus hijos, haciendo que todo sea tan agradeble para ellos como sea posible. Que todo el d’a se dedique a la recreaci—n. El ejercicio al aire libre beneficiara la salud de aquellos cuya ocupaci—n es sedentaria y se desarrolla en lugares cerrados. Todos los que puedan, deberian sentir el deber de seguir este consejo. No se perder‡ nada y se ganara mucho. Regresaran a sus ocupaciones con un nuevo entusiasmo y la energ’a para emprender sus labores con dinamismo, y estaran mejor preparados para resistir la enfermedad. LA ABSTINENCIA ``GŽnesis 2:16,17" Joyas de Los Testimonios, tome 1 p‡g. 417-418 La intemperancia comienza en nuestras mesas, par el consumo de alimentos malsanos. DespuŽs de un tiempo, por la complacencia continua del apetito, Los —rganos digestivos se debilitan y el alimento ingerido no satisface. Se establecen condiciones malsanas y se anhela ingerir alimentos m‡s estimulantes. El tŽ, el catŽ y la carne producen un efecto inmediato. Bajo la influencia de estos venenos, el sistema nervioso se excita y en algunos cases, el intelecto parece vigorizado momentaneamente y la imaginaci—n resulta m‡s vivida. Pero el hecho de que estos estimulantes producen resultados pasajeros tan agradables, muchos piensan que los necesitan realmente y continœan consumiŽndolos. Pero siempre hay una reaccion. El sistema nervioso, habiendo sido estimulado, indebidamente, obtuvo fuerzas de Las reserves para empleo inmediato. Todo este pasajero fortalecimiento del organismo va seguido de una depresi—n. En la misma proporci—n en que estos estimulantes vigorizan temporalmente el organismo, se producir‡ una pŽrdida de fuerzas de los —rganos excitados despuŽs que el estimulo pasa. El apetito se acostumbra a desear alga mas fuerte, lo cual tender‡ a aumentar la sensaci—n agradable, hasta que satisfacerlo llega a ser un h‡bito y de continuo se desean estimulantes m‡s fuertes, como el tabaco, Los vinos y licores. Cuanto m‡s se complazca el apetito, tanto m‡s frecuentes ser‡n sus demandas, y m‡s dif’cil dominarlo. Cuanto m‡s se debilite el organismo y menos pueda pasarlo sin estimulantes antinaturales, tanto m‡s aumentar‡ la pasi—n par esas cosas, hasta que la voluntad quede avasallada y no tenga la fuerza para negarse a satisfacer el deseo malsano. La Temperancia, p‡g. 121. La intemperancia en el verdadero sentido de la palabra, esta en la base de la mayor parte de Las enfermedades de la vida, y anualmente destruye decenas de millares. Porque la intemperancia no se limita al uso de licores embriagantes; tiene un sentido m‡s amplio, e incluye la complacencia da–ina de cualquier apetito o pasi—n. Chistian Temperance and Biblie Hygiene, p‡g 37. A travŽs del apetito, Satan‡s controla la mente y todo el ser. Miles que han vivido, han pasado a la tumba siendo ruinas f’sicas, mentales y mortales debido a la complacencia del apetito. La necesidad de Los hombres de esta generaci—n recurrir a la ayuda del poder de la voluntad, fortalecida por la gracia de Dios, a fin de resistir el apetito pervertido, es mucho mayor de lo que lo era varias generaciones atr‡s. Pero la generaci—n actual tiene menos control propio que los que vivieron entonces,. Aquellos que se complacen en consumir esos estimulantes transmiten sus apetitos depravados a sus hijos, y ahora se requiere mayor poder moral para resistir la intemperancia en todas sus formas. El œnico curso perfectamente seguro es mantenerse firme. observando una temperancia estricta en todas Las cosas. y nunca aventurarse en la senda del peligro. Aquellos que dan rienda suelta al apetito les es imposible obtener la perfecci—n cristiana. Joyas de Los Testimonios, tome 1, p‡g. 419. El principal motivo que tuvo Cristo para soportar aquel largo ayuno en el desierto, fue ense–arnos la necesidad de la abnegaci—n y la temperancia. Esta obra debe comenzar en nuestra mesa, y debe llevarse estrictamente a acabo en todas Las circunstancias de la vida. El Redentor del mundo vino del cielo para ayudar al hombre en su debilidad, para que, con el poder que Jesœs vino a traerle lograr‡ fortalecerse para vencer el apetito y la pasi—n, y pudiese ser vencedor en todo. Healthful Living, p‡g. 114. QuŽ cura seria aconsejable para una persona que complace de esa manera a un h‡bito que es reprochado aœn par Las bestias del campo?. La Palabra de Dios lo ha denunciado: Ningœn borracho entrar‡ en el reino de Dios ÀQuŽ ser’a recomendable para curar un apetito tal? Ud. no diria, "Puede usar bebida fuerte moderadamente. Continœe dentro de Los limites, pero nunca se entregue a Los excesos: "En lugar de eso, Ud. dir’a. "No existe la posibilidad de ayudarle a menos que Ud. coopere completamente con mis esfuerzos y se comprometa a guardar una abstinencia total. Mediante la complacencia, Ud. ha convertido su h‡bito en una segunda naturaleza y Žste no podr‡ ser controlado a menos que el poder moral sea despertado y Ud. mire a Jesœs, confiando en la gracia que Žl le dar‡ para vencer este deseo antinatural." Ud. ha perdido el dominio de s’ mismo. Su propia complacencia no es solamente un pecado mortal, sine que se ha convertido en una enfermedad fisica. Ud. no se pertenece; es propiedad de Dios. El le ha comprado aun precio infinito, y cada una de sus facultades ha de ser empleada en su servicio. Conserve su cuerpo en una condici—n saludable para hacer su voluntad. Mantenga su mente clara y activa para que pueda pensar con sinceridad y sensatez y controlar todas sus facultades". Chistian Temperance and Biblie Hygiene, p‡g. 34. Todos esos irritantes nerviosos est‡n agotando Las fuerzas vitales, y la inquietud causada par unos nervios destruidos, la debilidad mental, el progreso espiritual. Entonces, Àno deber’an aquellos que abogan par la temperancia y la reforma estar despiertos para contrarrestar los males de esas bebidas da–inas?. En algunos casos es tan dif’cil romper con el h‡bito del tŽ y el catŽ como lo es para el adicto al alcohol, el descontinuar su uso. El dinero gastado en tŽ y cafŽ es peor que desperdiciado. Estos, s—lo causan un da–o continuo al que los usa. Aquellos que usan tŽ, cafŽ, opio, y alcohol, pueden algunas veces vivir hasta alcanzar la vejez, pero este hecho no es un argumento en favor del uso de esos estimulantes. Lo que esas personas podr’an haber logrado, pero fallaron en alcanzar a cause de sus h‡bitos intemperantes, solamente el gran d’a de Dios lo revelar‡. Patriarcas y Profetas pag. 605.. La verdadera temperancia ense–a a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable. El Ministerio de Curaci—n pag I80 La intemperancia en el comer es a menudo causa de enfermedad, y lo que m‡s necesita la naturaleza es ser aliviada de la carga inoportuna que se le impuso. En muchos casos de enfermedad, el mejor remedio para el paciente es un corto ayuno, que omita una o dos comidas, para que descansen los organos rendidos por e l trabajo de la digesti—n . Muchas veces el seguir durante algunos dias una dieta de frutas ha proporcionado gran alivio a personas que trabajan intelectualmente; y un corto periodo de abstinencia, seguida de un rŽgimen alimenticio sencillo y moderado, ha restablecido al enfermo por el solo esfuerzo de la naturalaza. Un r—gimen de abstinencia por uno o dos meses convencer‡ a muchos pacientos de que la sobriedad favoroce la salud. Consejos robre el Regimen Alimenticio pag 486 Nosotros somos reformadores en pro de la salud, qua tratamos de regresar, hasta donde sea posible, al plan original de temperancia establecido por el Se–or. La temperancia no consiste meramente en abstenerse de las bebidas alcoh—licas y el tabaco, ambos intoxicantos. Tiene un ambito mayor que Žste. Debe regular lo que comemos. Chistian Temperance and Biblie Hygiene, pags. 33-34. Donde quiera que vamos encontramos el devoto del tabaco debilitando tanto el cuerpo como la mente con su acariciada indulgencia. ÀTienen derecho los hombre de privar a su Creador y al mundo del servicio que le deben?. El tabaco es un veneno lento o insidioso. Sus efectos mas dif’ciles de limpiar del sistema que los del licor. Encadena a la v’ctima con grillos de esclavitud, aœn m‡s fuerte que los de la copa intoxicante. Es un habito desagradable, degradando al que lo practica y ocasionando molestias a otros. Rara vez pasamos por una multitud sin que haya hombres que exhalan su aliento venenoso en nuestras caras. Es desagradable, si no da–ino, permanecer en el vagon de un tren o en una habitaci—n donde la atmosfera est‡ impregnada con las emanaciones del alcohol y el humo del tabaco. ÀEs honesto contaminar de esa manera el aire que otros deben respirar?. El Evangelismo, pag 195. Los hombros y mujeres tienen muchos h‡bitos que son antagonicos con los principios de la Biblia. Las victimas de las bebidas fuertes y del tabaco est‡n corrompidas, en cuerpo, alma y espiritu. Tales personas no deben ser recibidas en la iglesia hasta que den evidencia de que est‡n verdaderamente convertidas, que sienten la necesidad de la fe que obra por el amor y purifica el alma. La verdad de Dios purifica al verdadero creyente. El que est‡ plenamente convertido abandonar‡ todo h‡bito y apetito envilecedor. Por una abstinencia total vencera su deseo de las complacencias destructoras de la salud. Medical Ministery pag 221. La distinci—n entre la prevenci—n y la cura no se ha hecho lo suficientemente importante. Ense–ad a la gente que es mejor saber c—mo conservarse bien que saber c—mo curar la enfermedad. Nuestros mŽdicos deber’an ser sabios educadores, advirtiendo en contra de la complacencia propia, mostrando que la abstinencia de las cosas que Dios ha prohibido es la œnica manera de prevenir la ruina del cuerpo y de la mente. Chistian Temperance and Biblie Hygiene, pag. 27. Dios siempre honra lo correcto. Los jovenes mas promisorios de todas las tierras subyugadas por el conquistador habian sido reunidos en Babilonia, sin embargo, entre todos ellos los cautivos hebreos no tenian rival. La forma erecta, el paso firme y elastico, el rostro hermoso, los sentidos claros, el aliento limpio -todos.constitu’an certificado de buena salud- la insignia de la nobleza con la cual la naturaleza honra a aquellos que son obedientes a sus leyes. La Temperancia, pag. 52. Los pulmones de los ni–os sufren y se enferman al inhalar la atm—sfera de una habitacion envenenada por el aliento corrompido del que usa tabaco. Muchos ni–os se envenenan inevitablemente al dormir en las camas con sus padres, fumadores. Al inhalar los efluvios venenosos del tabaco, arrojados de los pulmones eliminados por los poros de la piel, el organismo del ni–o se llena de veneno. Mientras que en algunos ninos actua como un veneno lento y afecta el cerebro, el coraz—n, el higado y los pulmones, que se van debilitando y desmejorando paulatinamente, en otros tiene una influencia m‡s directa, produciendo espasmos, ataques. par‡lisis y muerte repentina. Healthful Living, p‡g. 112. Algunos pueden intoxicarse con vino y sidra tan ciertamente como con bebidasm‡s fuertes, y la peor clase de embriaguez es producida por las llamadas bebidas suaves. Las pasiones son m‡s perversas. La Temperancia, pgs. 89 Si algo hace falta para apagar la sed, el agua pura tomada poco antes o despuŽs de la comida es todo lo que la naturaleza requiere. Nunca te, cafŽ, cerveza, vino o ninguna bebida alcoholica . El agua es el mejor liquido de que disponemos para limpiar los tejidos. Conjos sobre el RŽgimen Alimenticio, pag. 26S. M‡s o menos en el tiempo del primer advenimiento de Cristo, el ‡ngel Gabriel visito a Zacarias con un mensaje similar al que habia sido dado a Manoa. Al anciano sacerdote se le dijo que su esposa tendr’a un hijo, que se llamar’a Juan . "Y -dijo el angel- tendras gozo y alegria, y muchos se regocijaran de su nacimiento; porque ser‡ grande delante de Dios, no beber‡ vino ni sidra y ser‡ lleno del Espirtu Santo". Juan 1:15 Este ni–o de la promesa habr’a de criarse con los habitos de temperancia m‡s estrictos. Se le iba a confiar una obra importante de reforma que consistiria en preparar el camino para Cristo. Consejos Sobre el RŽgimen Alimenticio, p‡g 506 El cafe comporta una complacencia da–ina. Si moment‡neamente excita la mente a una acci—n inusitada, el efecto posterior es agotamiento, postraci—n, paralisis de las facultades mentales morales y fisicas. La mente se enerva, y a menos que por un esfuerzo determinado se venza el h‡bito, la actividad del cerebro se disminuye en forma permanente. Testimonies, tomo 4, pag. 578. Cuando ha habido un extrav’o de la senda correcta, es dificil el regreso. Se han removido las barreras, la protecci—n se ha destruido. Un paso en la direcci—n equivocada prepara el camino para el siguiente. Un s—lo vaso de vino puede abrir la puerta a la tentacion que puede conducir al h‡bito de la embriaguez. EL EJERCICIO "GENESIS 2:15 " Testimonies, tomo 3, p‡g 77. Cada facultad de la mente y cada mœsculo tiene su trabajo especifico y todos necesitan ser ejercitados para obtener el desarrollo adecuado y retener el vigor de la salud. Cada —rgano y mœsculo tiene una tarea que realizar en el organismo viviente. Cada rueda en la maquinaria debe ser una rueda viviente, activa y que trabaje. Las obras delicadas y maravillosas de la naturaleza necesitan ser mantenidas en movimiento activo para que puedan lograr el objetivo para el cual fueron dise–adas. Cada facultad tiene una influencia sobre las dem‡s, y todas necesitan ser ejercitadas para que se desarrollen apropiadamente. Si se ejercita un mœsculo del cuerpo m‡s que el otro, el que est‡ en uso aumentar‡ de tama–o y destruir‡ la belleza y la armonia del desarrollo del sistema. Una variedad de ejercicio pondr‡ en uso todos los mœsculos del cuerpo. Testimonies, tomo 3, p‡g 76. Dios cre— a Ad‡n y a Eva en el Para’so y los rode— de todo lo que era œtil y hermoso. Plant— para ellos un bello huerto. No faltaba ninguna hierba, flor o ‡rbol que pudiese ser de utilidad para ornamento. El creador del hombre sabia que la obra de sus manos no pod’a ser feliz sin un empleo. El Para’so deleitaba sus almas, pero esto no era suficiente; deb’an tener una labor por medio de la cual pudiesen hacer uso de los maravillosos —rganos del cuerpo. El Se–or hab’a hecho los —rganos para el uso, Si la felicidad hubiese consistido en no hacer nada, el hombre en su estado de santa inocencia, hubiese sido dejado sin una ocupaci—n. Pero Aquel que form— al hombre sab’a lo que seria para su mayor felicidad. y tan pronto como lo cre—, le dio el trabajo que habia escogido para Žl. Para poder ser feliz Žste deb’a trabajar. Chistian Temperance and Bible Hygiene, p‡g 172 Vale la pena notar el empleo del hombre, como lo muestra el dise–o original, "Tom— pues Jehov‡ Dios al hombre, y lo puso en el huerto de EdŽn, para que lo labrara y lo guardase". El hombre fue dise–ado para la actividad a la luz del sol y para recibir el aire libre del cielo. Esas condiciones eran importantes para proporcionar alegr’a a su existencia. La maldici—n que posteriormente le sobrevino a Ad‡n no consisti— en que Žl deb’a trabajar, sino en que su trabajo estar’a lleno de dificultades. Joyas de los Testimonios, tomo 1, p‡g. 420. Si el ejŽrcito f’sico se combinase con el esfuerzo mental, se apresurar’a la circulaci—n de la sangre, la acci—n del coraz—n seria m‡s perfecta, las impurezas se eliminar’an, y todo el cuerpo experimentar’a nueva vida y vigor. My Life Today, p‡g. 168. Algunos piensan que las riquezas y la ociosidad son realmente bendiciones; pero aquello que est‡n siempre ocupados, y realizan alegremente sus tareas diarias, son los m‡s felices y disfrutan de mejor salud. El cansancio saludable que resulta de un trabajo bien regulado les asegura los beneficios de un sue–o refrescante. La sentencia de que el hombre debe esforzarse para ganar el pan cotidiano, y la promesa de felicidad y gloria futuras, vienen desde el mismo trono, y ambas son bendiciones. Testimonies tomo 2, p‡g. 533. Aquellos que no usan sus miembros diariamente notar‡n una debilidad cuando traten de ejercitarlos. Las venas y los mœsculos no est‡n en condiciones de ejecutar su labor y mantener la maquinaria viviente en saludable acci—n, cada —rgano en el sistema haciendo su parte. Los miembros impartir‡n fuerza a los mœsculos, los cuales sin ejercicio se vuelven fl‡cidos y dŽbiles. Mediante el ejercicio diario al aire libre, el h’gado, los ri–ones, y los pulmones ser‡n tambiŽn fortalecidos para ejecutar su trabajo. Reclutad en vuestra ayuda el poder de la voluntad, el cual resistir‡ el frio y dar‡ energ’a al sistema nervioso. En corto tiempo os darŽis cuenta del beneficio del ejercicio y el aire puro y no podrŽis vivir sin Žstas bendiciones. Testimonies, tomo 3. p‡g. 78. Caminar, siempre que sea posible, el mejor remedio para los cuerpos enfermos, porque mediante este ejercicio se usan todos los —rganos del cuerpo. Muchos que dependen de la cura de movimiento, podr’an lograr mucho m‡s por la pr‡ctica del ejercicio muscular de lo que los movimientos pueden hacer por ellos. En algunos casos la falta de ejercicio afecta los intestinos y los mœsculos ocasionando que estos se encojan y atrofien, y estos —rganos que se han debilitado por falta de uso se fortalecer’an mediante el ejercicio. No hay ejercicio que pueda tomar el lugar del caminar. La circulaci—n de la sangre se mejora gradualmente par media de Žste. Healthful Living, p‡g.130. El ejercicio ayudar‡ al trabajo de la digesti—n. Caminar al aire libre despuŽs de una comida, manteniendo la cabeza erguida y los hombros hacia atr‡s ser‡ de gran beneficio. La mente ser‡ desviada del yo hacia las bellezas de la naturaleza. Cuanto menor sea la atenci—n de la mente hacia el estomago despuŽs de una comida, tanto mejor. Chistian Temperance and Bible Hygiene, p‡g. 173. El ejercicio apropiado al aire libre y bajo el vivificante sol, se encuentra entre Las bendiciones m‡s importantes y ricas de Dios al hombre. Le concede forma y fortaleza al organismo f’sico, y como todos Los otros h‡bitos son iguales. Žsta es la manera m‡s segura de prevenir la enfermedad y la decadencia prematura. Siendo que esta es la condici—n natural del hombre, esto proporciona tambiŽn optimismo y fortaleza al pensamiento y la mente mantiene un balance saludable, libre de los extremos que resultan de la vida artificial. La Educaci—n, p‡g. 205. El estudio excesivo, al hacer aumentar la afluencia de sangre al cerebro, crea una excitabilidad m—rbida que tiende a disminuir el poder del dominio propio, y con demasiada frecuencia da preponderancia impulso o al capricho. De este modo se abre la puerta a Ia impureza. El uso indebido o la falta de uso de las facultades f’sicas es, en gran parte la causa de la corriente de corrupci—n que se extiende por el mundo, "la soberbia, la hartura de pan y el reposo pr—spero" son enemigos tan fatales del progreso humano en esta generacion, como cuando causaron la destrucci—n de Sodoma. La Educacion, p‡g. 204. Los ni–os no deberian estar mucho tiempo dentro de las casas; no se les deberia exigir que se apliquen con mucho tes—n al estudio hasta que se haya echado un buen cimiento para el desarrollo fisico. Durante los ocho o diez primeros a–os de la vida del ni–o, el campo o el jardin constituyen la mejor aula, la madre, la mejor maestra, y la naturaleza, el mejor libro de texto. Hasta que el ni–o tenga edad suficiente para asistir a la escuela se deberia considerar su salud m‡s importante que el conocimiento de los libros. Deberla estar rodeado de las m‡s favorables condiciones para el crecimiento fisico y mental. Healthful Living, p‡g.130. El ejercicio de la ma–ana, caminando al aire libre y vigorizante proveniente del cielo, o cultivando florez peque–as frutas y vegetales es necesario para una circulacion saludable de la sangre. Es la m‡s segura prevenci—n contra los resfriados, la tos, la congesti—n del cerebro y de los pulmones, la inflamaci—n del higado, de los ri–ones y de los pulmones, y ciento de otras enfermedades. Testimonies Tomo 2, pag. 413. Mi hermano, su cerebro esta embotado. Un hombre que consume la cantidad de comida que Ud come, deberia ser un hombre laborioso. El ejercicio es importante para la digesti—n y para la condici—n saludable del cuerpo y de la mente. Ud. necesita ejercicio fisico. Se mueve y actœa como si fuera de madera, como si no tuviera elasticidad . Ejercicio activo y saludable es lo que necesita. Esto vigorizar‡ la mente. Ningun estudio ni ejercicio violento debe emprenderse despueses de una comida completa; esto seria una violaci—n de las leyes del sistema. Inmediatamente despues de comer se efectœa una poderosa demanda sobre la energia nerviosa. Se ejercita la fuerza del cerebro para asistir al est—mago; de manera que cuando la mente o el cuerpo son fuertemente sobrecargados despuŽs de comer, se obstaculiza el proceso de la digesti—n. La vitalidad del sistema requerida para llevar a acabo una funci—n en una direcci—n es competida hacia otro lugar y puesta a trabajar en otra labor. Healthful Living, p‡g. 134 El trabajo œtil ejercitar‡ los musculos debilitados, vivificaria la sangre paralizada en el sistema, reavivaria el higado. Healthful Living, p‡g. 130. No hay ningœn ejercicio que resulte tan beneficioso para cada parte del cuerpo como el caminar. La caminata activa al aire libre har‡ m‡s por las mujeres, para conservarlas en buena salud si se encuentran bien, que ningœn otro mŽtodo. El caminar es tambien uno de los remedios m‡s eflcaces para ayudar al inv‡lido en la recuperaci—n de la salud. Las manos y los pies son ejercitados al igual que las extrernidades. La Educacion pag 205. La inaccion no s—lo disminuye el poder mental sino tambien el moral. Los nervios cerebrales que ligan todo el organismo constituyen el medio por el cual el cielo se comunica con el hombre y afecta la vida intima. Cualquier cosa que estorbe la circulaci—n de la corriente elŽctrica en el sistema nervioso, debilitando as’ las facultades vitales y disminuyendo la sensibilidad mental, crea mayores dificultades para despertar la naturalaza moral. Testimonies tomo 3, pag. 77. Dios nos ha dado algo que hacer. En el cumplimiento de las diferentes obligaciones que encontramos en nuestro camino, nuestras vidas tendran utilidad y seremos bendecidos. Los organos del cuerpo no solamente seran fortalecidos por el ejercicio, sino que lamente tambien adquirir‡ vigor y conocimiento mediante la actividad de esos organos. El ejercicio de un mœsculo mientras los otros son dejados inactivos, no fortalecera a los que est‡n en reposo, como tampoco el continuo ejercicio de una de las areas de la mente fortificara y desarrollar‡ los organos que no est‡n siendo usados The Health Reformer pag 131 Dios dispuso que la maquinaria viviente debia estar en actividad diariamente, porque en esta actividad o movimiento se encuentra su poder preservador. Healthful Living, p‡g. 133. A travŽs del ejercicio juicioso se pueden expandir el pecho y fortalecer los musculos. Al prestar atenci—n a la instruccion apropia y seguir los principios de salud con respecto a la expansion de los pulmones y la cultura de la voz, nuestros j—venes y se–oritas pueden llegar a ser predicadores que pueden ser o’dos, y el ejercicio necesario para lograr esto prolongar‡ la vida. Healthful Living, p‡g. 132. El uso apropiado de su fortaleza fisica, tanto como de las facultades mentales equilibrar‡ la circulaci—n de la sangre, y mantendr‡ cada —rgano de la maquinaria viviente en buen funcionamiento Healthful Living, p‡g. 129. Hermanos, cuando tom‡is tiempo para cultivar vuestras huertas obteniendo de esa manera el ejercicio necesario para mantener el sistema en buen funcionamiento, estais haciendo la obra de Dios tan ciertamente como cuando celebrais reuniones. Healthful Living, p‡g. 134. Que gran contraste existe entre los habitos de un granjero y los del estudiante que descuida el ejercicio fisico. Su sangre se mueve lentamente, sus pies estan frios; su cabeza caliente. ÀC—mo puede tal persona disfrutar de salud?. Healthful Living, p‡g. 129. Si se hace un trabajo sin poner el coraz—n en Žste, es simplemente un trabajo pesado, y no se obtiene el beneficio que podria resultar del ejercicio. La Educacion pag. 204. No solo esta el ni–o en peligro por falta de aire y ejercicio. Tanto en las escuelas superiores como en las elementales, estos requisitos de la salud se descuidan aun ahora con demasiada frecuencia. M‡s de un alumno lo pasa sentado dia tras d’a en una pieza cerrada, inclinado sobre los libros, con el pecho tan contraido que no puede respirar plena y profundamente; la sangre circula lentamente, los pies se le enfrian y se le calienta la cabeza. Como el cuerpo no recibe suficiente nutricion, se debilitan los mœsculos y todo el organismo se enerva y enferma. Con frecuencia estos alumnos quedan inv‡lidos para toda la vida. Si hubieran cursado sus estudios en condiciones debidas, haciendo ejercicios regulares al sol y al aire libre, habrian salido de la escuela con m‡s fuerza fisica y mental. LA CONFIANZA EN EL PODER DIVINO GŽnesis 2:15- 17 El Ministerio de Curaci—n, p‡gs. 131- 132. El tentado necesita comprender la verdadera fuerza de la voluntad. Ella es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, la facultad de decidir y elegir. Todo depende de la acci—n correcta de la voluntad. El desear lo bueno y lo puro es justo: pero sino hacemos m‡s que desear, de nada sirve. Muchos se arruinaran mientras esperan y desean vencer sus malas inclinaciones. No someten su voluntad a Dios. No escogen servirle. Dios nos ha dado la facultad de elecci—n: a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacemos puros, propios para el servicio de Dios. Pero si podemos escoger el servir a Dios; pod‡semos entregarle nuestra voluntad, y entonces Žl obrar‡ en nosotros el querer y el hacer segœn su buena voluntad. Asi toda nuestra naturaleza se someter‡ a la direcci—n de Cristo. Mediante el debido uso de la voluntad cambiar‡ enteramente la conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su dŽbil y vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios. Testimonies, tomo 2, p‡g. 347. Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre s’ son todo el œnico medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre, y afectan su vida mas intima. Spirit of Prophecy, tomo 2, p‡g. 129. La mente es un agente invisible de Dios para producir resultados consistentes. Su influencia es poderosa y gobierna los actos del hombre. Si est‡ purificada de todo mal, es la fuerza motriz para el bien. El poder regenerador del Espiritu de Dios, al tomar posesi—n de la mente transforma la vida; se abandonan los pensamientos malsanos. se renuncia a los actos pecaminosos, el amor, la paz, y la humildad toman el lugar de la ira. Ia envidia y la contienda. Aquel poder que ningœn ojo humano puede ver. ha creado un nuevo ser a la imagen de Dios. Testimonies, tomo 4, p‡g. 579. Muchos est‡n sufriendo de enfermedades del alma mucho mas que de afecciones del cuerpo, y no encontraran alivio hasta que vayan a Cristo, la fuente de vida. Entonces cesaran las quejas de cansancio, soledad, y descontento. Gozos que satisfacen impartiran vigor a la mente y salud y energia vital al cuerpo. La carga del pecado, con su intranquilidad y deseos insatisfechos, se halla en la misma base de una gran porci—n de las dolencias que el pecador sufre. Cristo es el poderoso sanador del alma enferma de pecado. Estos pobres seres afligidos necesitan tener un conocimiento claro de Aquel a quien conocer verdaderamente significa vida eterna. Necesitan ser ense–ados paciente, amable pero seriamente c—mo abrir las ventanas del alma y dejar entrar el sol del amor de Dios, para iluminarse las oscurecidas camaras de la mente. Patriarcas y Profetas, p‡gs 24 -25 Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en su escenario el hombre, corona de la creaci—n para quien la hermosa tierra hab’a sido aparejada. A Žl se le dio dominio sobre todo lo que sus ojos pudiesen mirar, pues "dijo Dios". Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza; Se–oree... en toda la tierra Y cre— Dios al hombre a su imagen.... var—n y hembra los cre—." Aqu’ se expone con claridad el origen de la raza humana: y el relato divino est‡ claramente narrado que no da lugar a conclusiones err—neas. Dios cre— al hambre conforme a su propia imagen. No hay en esto misterio. No existe fundamento alguno para la suposici—n de que el hombre lleg— a existir mediante un lento proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales ense–anzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones humanas. Los hombres estan tan resueltos a excluir a Dios de la soberan’a del universo que rebajan al hombre y le privan de la dignidad de su origen. El que coloc— los mundos estrellados en la altura y colore— con delicada maestr’a las flores del campo, el que llen— la tierra y los cielos con las maravillas de su potencia, cuando quiso coronar su gloriosa obra, colocando a alguien para regir la hermosa tierra. supo crear un ser digno de las manos que le dieron vida. La genealog’a de nuestro linaje, como ha sido revelada no hace remontar su origen a una serie de gŽrmenes, moluscos o cuadrœpedos, sino al gran Creador. Aunque Adan fue formado del polvo, era Žl: hijo de Dios", Lucas 3:38. Medical Ministry, p‡g. 10. El mismo poder que sostienen a la naturaleza esta obrando en el hombre. Las mismas leyes que guian a la estrella y al ‡tomo controlan la vida humana. Las leyes que gobiernan la acci—n del coraz—n, que regulan el flujo de la corriente de vida hacia el cuerpo, son Las leyes de la gran inteligencia que tiene la jurisdicci—n del alma. De Žl procede toda vida. S—lo en armonia con Žl puede Žsta encontrar su verdadera esfera de acci—n. Para todos Los objetos de su creaci—n la condici—n es la misma, una vida sostenida al recibir la vida de Dios, una vida ejercitada en armonia con la voluntad del Creador. El transgredir su ley, fisica. mental o moral, es colocarse a uno mismo fuera de armonia con el universo e introducir discordia, anarquia y ruina. Manuscript Release,p‡gs 744-748 Muchos que han sido amenazados par la tuberculosis seran sanados mediante la fe. Muchos otros recibiran curaci—n a travŽs del comer y beber apropiadamente y permanecer mayormente al aire libre. La Educaci—n, p‡g. 198. No s—lo es el Creador de todo. sino la vida de todo lo viviente. Es su vida la que recibimos en la luz del sol, en el aire puro y suave, en el alimento que fortifica nuestros cuerpos y sostiene nuestra fuerza. Por su vida existimos hora tras hora momento tras momento. Comentario Biblico Adventista del SŽptimo Dia. tomo 7 p‡g 950 Los milagros de Dios no siempre tienen la apariencia externa de milagros. Con frecuencia tienen lugar en una forma que parece como el acontecer natural de los sucesos. Cuando oramos por los enfermos tambiŽn trabajamos con ellos. Contestamos nuestras propias oraciones usando los remedios que est‡n a nuestro alcance. El agua, debidamente aplicada, es un poderos’simo remedio. Cuando se la usa con inteligencia, se ven resultados favorables. Dios nos ha dado inteligencia y quiere que aprovechemos al m‡ximo sus bendiciones que dan salud. Pedimos que Dios dŽ pan al hambriento, entonces debemos actuar como su mano ayudadora para aliviar el hambre. Debemos usar cada bendici—n que Dios ha puesto a nuestro alcance para liberar a los que est‡n en peligro. Los remedios naturales usados de acuerdo con la voluntad de Dios, producen resultados sobrenaturales. Pedimos un milagro, y el Se–or dirige la mente a algœn remedio sencillo. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 322-223 En la creaci—n de la tierra, nada debi— Dios a la materia preexistente. "El dijo, y fue hecho", Žl mand—, y existi—" Salmo 33:9. Todas las cosas, materiales o espirituales, surgieron ante el Se–or Jehov‡ cuando Žl habl—, y fueron creadas para su propio designio. Los cielos y todo su ejŽrcito, la tierra y todo lo que hay en ella, surgieron a la existencia por el aliento de su boca. En la creaci—n del hombre resulta manifiesta la intervenci—n de un Dios Personal, Cuando Dios hubo hecho al hombre a su imagen, el cuerpo humano qued— perfecto en forma y organizaci—n, pero estaba aœn sin vida. DespuŽs, el Dios personal y existente de por s’ infundio en aquella forma el soplo de vida y el hombre vino a ser una criatura viva e inteligente. Todas las partes del organismo humano fueron puestas en acci—n. El coraz—n, las arterias, las venas, la lengua, las manos, los pies, los sentidos, las facultades del espiritu, todo ello. Palabras de Vida del Gran Maestro, p‡gs. 99 - I 00 En los d’as de Cristo, muchos oyeron el Evangelio, pero sus mentes estaban oscurecidas por las falsas ense–anzas y no reconocieron en el humilde Maestro de Galilea al Enviado de Dios. M‡s despuŽs de la ascensi—n de Cristo, su entronizaci—n en el reino de la mediaci—n fue se–alada por el descenso del Espiritu Santo. En el d’a de PentecostŽs fue dado el Espiritu. Los testigos de Cristo proclamaron el poder del Salvador resucitado. La luz del cielo penetr— las mentes entenebrecidas de aquellos que habian sido enga–ados por los enemigos de Cristo. Ellos lo vieron ahora exaltado a la posici—n de "Principe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisi—n de pecados" . El Ministerio de Curaci—n, p‡gs. 323 - 324 Continuamente Dios sostiene y emplea como ministros suyos las cosas que hizo. Obra por medio de las leyes de la naturaleza, que le sirven de instrumento, pero no actuan autom‡ticamente. La naturaleza atestigua la presencia inteligente y la intervenci—n activa de un Ser supremo que obra en todos segœn su voluntad. Joyas de los Testimonios, tomo 2, p‡g. 143. Satan‡s es el originador de la enfermedad; y el mŽdico lucha contra su obra y poder. Por doquiera prevalece la enfermedad mental. Los nueve dŽcimos de las enfermedades que sufren los hombres tienen su fundamento en esto. Puede ser que alguna aguda dificultad del hogar estŽ royendo como un c‡ncer el alma y debilitando las fuerzas vitales. Aveces el remordirmiento por el pecado mina la constituci—n y desequilibra la mente. Hay tambien doctrimas err—neas, como la de un infierno que arde eternamente y el tormento sin fin de los imp’os, que al presentar ideas exageradas y distorsionadas del car‡cter de Dios, han producido el mismo resultado en las mentes sensibles. Los incrŽdulos han sacado partido de estos casos desgraciados para atribuir la locura a la religi—n. Pero esta es una grosera calumnia, y no les agradar‡ tener que arrastrarla algœn d’a. Lejos de ser la causa de locura, la religi—n de Cristo es uno de sus remedios m‡s eficaces; porque es un calmante poderoso de los nervios. El Ministerio de Curaci—n, p‡g. 75-76 En sus milagros, el Salvador manifestaba el poder que actœan siempre en favor del hombre. Para sostenerle y sanarle. Por medio de los agentes naturales. Dios obra d’a tras d’a, hora tras hora y en todo momento, para conservarnos la vida, fortalecernos y restaurarnos. Cuando alguna parte del cuerpo sufre perjuicio, empieza el proceso de curaci—n; Los agentes naturales actœan para restablecer la salad. Pero lo que obra par media de estos agentes es el poder de Dios. Todo poder capaz de dar vida precede de Žl. Cuando alguien se repone de una enfermedad, es Dios quien lo sane. La enfermedad, el padecimiento y la muerte son obra de un poder enemigo. Satan‡s es el que destruye: Dios el que restaura. Testimonies, tome 3, p‡g. 136. El llegar a conocer el maravilloso organismo, los huesos, los mœsculos, el est—mago, el higado, los intestinos, el coraz—n, los poros de la piel, y comprender la dependencia de un —rgano sobre otro para la acci—n saludable de todos, es un estudio en el cual la mayor’a de Las madres no se interesan. No saben nada acerca de la influencia del cuerpo sobre la mente y de la mente sobre el cuerpo. No parecen comprender la mente, la cual une al ser finito con el Infinito. La mente es la capital del cuerpo. El Deseado de Todas Las Gentes, p‡g. 615. A la muerte de Cristo debemos aun esta vida terrenal. El pan que comemos ha sido comprado por su cuerpo quebrantado. El agua que bebemos ha sido comprada par su sangre derramada. Nadie. santo, o pecador, come su alimento diario sin ser nutrido par el cuerpo y la sangre de Cristo. La cruz del Calvario esta estampada en cada pan. Est‡ reflejada en cada manantial. El Ministerio de Curaci—n, P‡gs. 324 - 325 El mecanismo del cuerpo humano no puede ser comprendido par completo; presenta misterios que confunden a los m‡s inteligentes. No es por efecto de un mecanismo que, una vez puesto en movimiento, prosigue su acci—n, como late el pulso y una respiraci—n sigue a la otra. En Dios vivimos, nos movemos y somos. El coraz—n que palpita el pulse que late, cada nervio y mœsculo del organismo vivo se mantiene en orden y actividad por el poder de un Dios siempre presente. LA FE POR LA CUAL VIVO En el cap’tulo once del Evangelio segœn el ap—stol Juan, se halla registrada la conmovedora historia de L‡zaro. En ella se relata la tragedia como la victoria final del hombre sobre sus dos enemigos; la muerte y el sepulcro. Todav’a estamos sujetos a la muerte; pero la Palabra de Dios promete que un d’a Žsta ser‡ completamente destruida: "Y el postrer enemigo que ser‡ destruido es la muerte: 1 Corrintios 15:26 la historia de L‡zaro tambiŽn nos habla del amor, el amor de los hombres y el amor de Dios. En este recuento encontramos las famosas palabras: Jesœs llor—" (vers’culo 35), las cuales pintan un cuadro de la compasi—n que Jesus siente por la humanidad sufriente y de la agon’a que traspasaba su coraz—n ante la obstinada oposici—n del hombre a aceptar el amor y la salvaci—n divina Jesœs llor— "porque muchos de los que estaban ahora llorando por L‡zaro maquinar’an pronto la muerte del que era la resurrecci—n y la vida". El deseado de todas las Gentes, P‡g. 490 La historia de L‡zaro tambiŽn est‡ llena de significado para los cristianos de hoy. En ella podemos encontrar las razones y las respuestas a la condici—n laodicense (tibieza) del pueblo de Dios. Dios se esfuerza hoy por restaurar y revivificar a muchos que est‡n dispuestos a someterse a Žl, a aceptar su voluntad y a colaborar en la gran obra de salvaci—n. A medida que la estudiamos, notaremos que la historia de Lazaro es tambiŽn nuestra historia y quiz‡s podamos comenzar a comprender por quŽ Jesœs llor— y todav’a continœa llorando mientras intercede con su preciosa sangre por nosotros en el santuario celestial. La historia de Lazaro comienza en el momento de su enfermedad (vŽase el vers’culo I). A menudo la enfermedad es causada por nuestros malos h‡bitos o debido a nuestro fracaso en mantener la salud que Dios nos ha dado. Muchos hemos enfermado debido a la falta de ejercicio, la mala alimentaci—n, la falta de descanso y la escasez de agua, y despuŽs deseamos sanar inmediatamente. Solo tomamos una pastilla y continuamos haciendo aquello que nos priv— de la salud. Lo mismo ocurre en el mundo espiritual. Cuando descuidamos la fe, dejamos de comer el pan de vida, olvidamos el descanso, dejamos de creer en Jesœs y de beber el agua de la vida -Cristo- como resultado, enfermamos espiritualmente. Entonces esperamos encontrar una cura inmediata, un remedio veloz, una religi—n instant‡nea; pero eso no trabaja as’. No existe una cura inmediata para la enfermedad espiritual. Jesœs es el œnico remedio. El es el MŽdico Supremo. Ignorar la causa de la enfermedad es insensatez; sin embargo, lo hacemos constantemente. Prestamos atenci—n a los s’ntomas e ignoramos la raiz del problema Pero toda enfermedad espiritual es, en cierto punto, el resultado de la carencia de una conexi—n vital con la fuente de la salud, Jesucristo. Algunos sintomas de la enfermedad espiritual son: la frialdad de la indiferencia la fiebre de un temperamento iracundo,la inflamaci—n de la lengua chismosa y calumniosa, el mal aliento del lenguaje profano, las palpitaciones de un coraz—n mundano, el letargo, la falta de energ’a para trabajar por Cristo y por la verdad, una cabeza hinchada de orgullo, una laringitis que nos impide orar y compartir la fe con otros y comez—n de oir cuando se predica la verdad. Todos hemos sido infectados con el virus del pecado, y si no aplicamos el tratamiento, Žste nos llevar‡ a la muerte eterna (vŽase Romanos 3:23, 6:23). As’ como la enfermedad llev— a L‡zaro a la muerte. En Juan 11:3 vemos c—mo las hermanas de L‡zaro enviaron palabras a Jesœs para informarle de la enfermedad. Esto tambiŽn encierra una lecci—n para nosotros. Cuando advertimos la enfermedad espiritual o las faltas de un hermano o una hermana podemos tomar una de las siguientes alternativas. I. Podemos tratar de aplicar nuestro propio tratamiento; pero esta es una solucion muy peligrosa ya que ninguno de nosotros califica como mŽdico espiritual. 2. Podemos informar a otros acerca de cu‡n grave es la dolencia de nuestro hermano o nuestra hermana. 3. Podemos acudir a Jesœs, el œnico que puede ayudar a sanar. La iglesia es un hospital para el alma esferma que necesita los remedios divinos. Si, como dice la Biblia vamos a Dios con las necesidades de otros, aprenderemos a sobrellevar las cargas de los demas. VŽase G‡latas 6:2 Orad los unos por los otros. Llevad al enfermo y al pecador ante el trono de la gracia de Dios. Decidle a Dios: "He aqu’, el que amas est‡ enfermo! Socorrelo, Se–or!. Ayudame a ser un instrumento de tu gracia. Cristo ama a coda uno de nosotros, no importa si estamos sanos o enfermos. Conoce nuestras necesidades y anhela ayudamos. TambiŽn est‡ dispuesto a visitarnos en nuestra propia casa, en Apocalipsis 3:20 leemos que Žl est‡ a la puerta y llama Àle permitiremos entrar?. Si continuamos leyendo Los vers’culos 4 al 6 del relato de L‡zaro, advertimos que aun despuŽs de saber que su amado amigo estaba enfermo, Cristo permanecio dos d’as donde estaba. !QuŽ actitud tan extra–a!, si Žl hubiera partido inmediatamente. L‡zaro no hubiese muerto. Pero Dios no trabaja de la misma forma que nosotros trabajamos. Lo que a voces parece una tardanza no es sine la manera como Dios emplea un evento para trabajar en favor de la salvaci—n de muchas personas. VŽase 2 Pedro 3:9. A travŽs de la experiencia de L‡zaro, Cristo estaba tratando de alcanzar a todos Los involucrados; Las hermanas, Los enlutados y tambiŽn la multitud de curiosos. Cristo permiti— que Satan‡s creyera haber obtenido la victoria al matar a L‡zaro, pero nuestro Se–or es la fuente de vida y resurrecci—n. Elena de White dice que Cristo "dej— que el enemigo ejerciese su poder, para luego hacerlo retroceder como enemigo vencido". Ibid,p‡g. 487. Como resultado de esta terrible experiencia la fe y el amor que L‡zaro y sus hermanas sent’an par Cristo, aumentaron. Nuestro amor y nuestra fe tambiŽn aumentar‡n cuando aprendamos a esperar pacientemente en Cristo. Analicemos ahora Los eventos que tomaron lugar cerca de la muerte y resurrecci—n de Lazaro. Cuando por fin Cristo lleg— a la escena (vŽase el vers’culo 17), no solo estaba L‡zaro muerto, sino que hab’a estado en la tumba por cuatro d’as. Parec’a que toda esperanza hab’a desfallecido. Ambas hermanas dijeron: "Se–or si hubieses estado aqu’ mi hermano no habr’a muerto:. ÀEra ya demasiado tarde? !No! Aun la muerte no pod’a detener a Aquel que era la vida y la resurrecci—n en persona Jesœs dijo: "Yo soy la resurrecci—n y la vida; el que cree en m’, aunque estŽ muerto, vivir‡" versiculo 25. Muchas de nuestras iglesias han dejado de ser hospitales para los enfermos espirituales y se han convertido en funeraria para Los muertos espirituales. Muchas, as’ como dijera Jesœs en Mateo 23 :27, est‡n llenas "de huesos muertos y de toda inmundicia". Elena de Withe declara: "Vibran iniquidad y vileza en Las iglesias; sin embargo, sus miembros profesan ser cristianos, la profesi—n que hacen, sus oraciones y sus exhortaciones, son abominaci—n ala vista de Dios... el manto de la religi—n cubre los mayores cr’menes e iniquidades. " Primeros Escritos, P‡g 274. En otras palabras, los cristianos invocan el nombre de Cristo, nombre que da vida; sin embargo, muchos de ellos yacen muertos o agonizantes . La iglesia de Sardis padec’a de este mismo mal, encubr’a sus pecados. "Tienes nombres de que vives, y est‡s muerto". Apocalipsis 3:1, No es necesario ser un asesino, un ladr—n, un traficante de drogas, un adœltero o un criminal para ser transgresor de la ley de Dios. Con solo dejar de guardar uno de sus mandamientos estamos en pecado (Satiago 2:10), si no guardamos el dia de descanso ordenado por Dios, el sabado (exodo 20: 8-11) moriremos espiritualmente. Los actos pecaminosos no son peores que el cuidado y la ociosidad. Si no incurrimos en hacer el mal, pero nos reclinamos c—modamente en nuestras sillas, y permanecemos inertes olvidando hacer el bien, caemos en pecado, moriremos. Pero es maravilloso saber que Cristo es aun la resurrecci—n y la vida; y aunque hayamos muerto espiritualmente, podemos ser resucitados. Esta nueva vida puede ser nuestra si cooperamos con Cristo y reconocemos que estamos muertos. Jesœs pregunt— a las hermanas de L‡zaro: " ÀD—nde le pusisteis? Y ellas respondieron: "Ven y ve" vers’culo 34. Nuestra actitud debiera ser la misma" Heme aqu’, Se–or, muerto soy !Ayœdame!". El pr—ximo acto de Jesœs es muy relevante. Se alleg— a la entrada del sepulcro y orden— "Quitad la piedra". Vers’culo 39. Esta piedra bien podr’a ser cualquier cosa o persona que se interponga entre nosotros y Cristo; entre nosotros y la vida dinamica del cristiano; entre nosatros y el crecimiento de nuestro amor y unidad; entre nosatros y la verdad; entre nosotros y nuestra conversi—n o la entrega total ÀQuŽ es lo que nos impide salir de la tumba?ÀUna persona? ÀUna actitud negativa o un pecado acariciado? ÀEs acaso el orgullo, el egoismo, la mundanalidad, la pereza o la rebeld’a? Sea cual fuere la raz—n, Jesus habla a nuestros corazones en este momento, y dice: !Quitad la piedra! " EntreguŽmonos a Žl para que Žl pueda obrar en nosotros. El da el poder. La Biblia declara que todo es posible sin estamos en Cristo que nos fortalece. VŽase Filipenses 4:13. Tal vez, al igual que Marta respondamos "Se–or, hiedo ya " VŽase el vers’culo 39. " He estado muerto par mucho tiempo. ÀAcaso hay esperanza para mi? "No permitamos que Las dudas, o lo que parece un imposible se interponga en nuestro camino. No importa cuan pŽsima sea nuestra situaci—n !quitemos la piedra! ÀPor quŽ hemos de permanecer en el sepulcro de la muerte espiritual si el Dador de la vida esta presto a socorremos. !Quitemos la pierda!. DespuŽs que Jesœs hubo orado, clam— a gran voz diciendo: !L‡zaro,ven fuera ! Versiculo 43. No puedo sine maravillarme al notar c—mo Cristo est‡ constantemente llamando a su pueblo a salir de algœn sitio. Abraham fue llamado a salir de Har‡n, Lot fuera de Sodoma; Israel, fuera de Egipto; L‡zaro fuera de la tumba y el remanente de Dios ha sido llamado a salir de Babilonia. Es muy significativo que Cristo habl— con voz fuerte para resucitar a l‡zaro. El emplear‡ la misma voz para resucitar a los santos en su segunda venida VŽase 1 Tesalonicenses 4:15 . El Mensaje que Dios ha dada hoy a su pueblo remanente ha de ser proclarnado a gran voz VŽase Apocalipsis 14: 6-7; Isa’as 5 8: I No tenemos nada de que avergozarnos. Y asi como Cristo dirigi— su voz hacia la tumba la verdad de Dios en este tiempo es un testimonio directo que rompe las cadenas de la muerte y lleva sanidad al coraz—n de Los hombres. As’ como el escalpelo del cirujano, la verdad tiene que cortar el c‡ncer del pecado a fin de restaurar la salud. "L‡zaro, ven fuera" puedo imaginar c—mo la muchedombre yac’a inm—vil y en silencio solemne, cada ojo fijo en la entrada de la cueva para ver si Lazaro respond’a a la orden que Jesœs hab’a dado. De repente el que estaba muerto salio del sepulcro envuelto en su sudario, y Cristo ordena que sea removido. VŽase el versiculo 44. De igual manera una vez somos resucitados a una nueva vida en Cristo, debemos asegurarnos que todo lo que nos ataba a la tumba y a las costumbres de la vida antigua es desechado para que nuestro andar con Cristo no sea estorbado de ninguna manera. VŽase Romanos 13:12- 14 y 2 Comntios 13:5. Este cambio puede tambiŽn incluir nuestra manera de vestir, de comer y de beber. Todo lo que nos impida avanzar debe ser desechado. Sin embargo, hay un precio que pagar cuando consagramos nuestras vidas a Žl. Todo aquel que pertenece a Jesœs es el objeto de ataque del enemigo. Los enemigos de Cristo acordaron matar a L‡zaro aœn sabiendo que Žl era una muestra del poder de Dios. VŽase Juan 12 :10-1 1 "Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesœs padecer‡n, persecuci—n". 2 Timoteo 3:12 " ÀPor quŽ, entonces, parece adormecida la persecuci—n en nuestros d’as ? EI œnico motivo es que la iglesia se ha confommado a las reglas del mundo y por lotanto no despierta oposici—n. Si el cristianismo es aparentemente tan popular en el mundo, ello se debe tan s—lo al espiritu de transigencia con el pecado, a que Las grandes verdades de la Palabra de Dios son miradas con indiferencia y a la poca piedad vital que hay en la iglesia. Revivan la fe y el poder de la Iglesia primitiva y el espiritu de persecuci—n revivir‡ tambiŽn y el fuego de persecuci—n volver‡ a encenderse. "El Conflicto de Los Siglos, p‡g. 52. Todos nosotros debemos ser sinceros con Dios y con nosotros mismos en cuanto a nuestra condici—n espiritual. Removamos la piedra que nos mantiene en el sepulcro de la muerte espiritual, y no permitamos que nada ni nadie nos separe de Cristo. El sigue siendo la resurrecci—n y la vida. Creedlo. Reclamadlo. Probadlo. VerŽis que es una realidad, un don gratuito que todos podemos obtener ! L‡zaro, ven fuera!. La Biblia Palabra inspirada par Dios, nos ha dada este Gran consejo: "Si, pues, comŽis o bebŽis, o hacŽis otra cosa hacedlo todo para la gloria de Dios." l Corintios 10:31. Todo lo aqui mencionado ha sido tomado de los escritos de una autora inspirada del siglo XIX, Elena G, de White. Ha dirigido nuestras mentes a los procesos naturales de la curaci—n como resultado de un buen rŽgimen alimenticio, aire puro, luz solar, descanso, ejercicio, agua y fe en el gran poder de Dios. "El aire puro, el sol, la abstinencia el descanso, el ejercicio un rŽgimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder Divino son Los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedies, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta de Los principios implicados en el tratamiento de Los enfermos, y recibir una instrucci—n pr‡ctica que le habilite a uno para hacer uso correcto de estos conocimientos. CONCLUSION La ciencia mŽdica moderna ha confirmado asombrosamente muchas de Las declaraciones hechas par Elena White varias dŽcadas antes de que se realizaran Las investigaciones cientificas. Los cientificos desconocian Los principios envueltos en algunas de estas declaraciones, y par ello manifestaron puntos de vistas opuestos. Siendo que Elena de White nunca pretendi— poseer un conocimiento acerca de la ciencia mŽdica, y como el conjunto de la informaci—n revelada es de una naturaleza muy avanzada, tenemos que concluir que la unica fuente de su informaci—n podia ser el Creador mismo. Creditos: El anterior escrito fue inicialmete publicado, edictado y distribuido por la Asociacion Laica al Servicio de la Comunidad ASOLSERCO. Carrera 4B bis No 29-85 Tel: 649306 Ibague - Tolima - Colombia - Suramerica